La nación nórdica es ahora el tercer país europeo que se despidió del carbón para la generación de energía. Otros 11 estados europeos han hecho planes para seguir el ejemplo en la próxima década.
Una think-tank francesa ha estudiado si el aumento de la energía solar contribuiría significativamente a reducir la huella de carbono de los sistemas eléctricos francés y europeo, en un intento de responder a la creencia de que el país no necesita una mayor descarbonización de la energía porque tiene energía nuclear.
Probablemente no sorprenda a nadie que un informe coproducido por la industria solar europea sitúe a la energía fotovoltaica en el centro de un sistema energético carbono-cero para mediados de siglo en el continente. Sin embargo, el estudio desarrolla dos de los tres escenarios en los que es posible alcanzar esta situación para 2050, o incluso 2040.
La convocatoria urgente estará abierta hasta el 19 de abril, y apoyará a startups en el desarrollo de proyectos, desde la perspectiva de la energía y en los ámbitos de la sostenibilidad ambiental, la movilidad, el impacto social, la digitalización, la telecomunicación y el 4.0. La iniciativa, impulsada por Enagás, Red Eléctrica, CLH, Iberdrola, BP, EIT InnoEnergy y Acciona, está abierta a que se sumen otras empresas e instituciones.
Disponible en tres versiones, el producto cuesta alrededor de 307-324 dólares por metro cuadrado, aunque los precios varían según la complejidad del proyecto. El fabricante suizo Freesuns dice que sus tejas pueden ser usadas en edificios históricos y cubrir el 100% de los tejados.
Es una cuestión de perspectiva: habrá quien elogie a los burócratas del bloque comercial por querer transformar la forma de fabricar en un mundo post-Covid-19 y quien les acuse de generar más burocracia mientras los estados miembros están distraídos con otra cuestión más, digamos, vital.
La organización ecologista recalca que se trata de la misma receta que se aplicó a partir del 2008: un plan para rescatar a las grandes empresas, dejando que la población asuma los costes de la crisis, y aboga porque la transferencia de recursos desde el BCE se dirija directamente a los Estados para ayudar en la crisis desencadenada por el coronavirus, centrándose en las familias y sectores sociales más vulnerables, así como en políticas que fomenten la justicia social y ambiental.
La empresa Smart Energy, con sede en Byron Bay, dice que está experimentando un aumento sin precedentes en las ventas y las solicitudes de almacenamiento de energía solar residencial.
El prototipo de tres metros consiste en nueve paneles basados en un compuesto de aluminio. Los elementos fotovoltaicos de la fachada pueden inclinarse para captar más luz solar.
El Ayuntamiento y Ente Vasco de la Energía han firmado un convenio que sienta las bases para la implantación de medidas de sostenibilidad energética y proyectos renovables dentro del “Vitoria-Gasteiz Green Deal”.
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