La demanda eléctrica aumentará, pero las emisiones de la generación eléctrica mundial se estabilizarán hasta 2025 y su intensidad de CO2 seguirá disminuyendo en los próximos años, según las previsiones de la AIE.
La AIE ha publicado un análisis sobre el estado de la BIPV en España con el objetivo de facilitar y apoyar su implantación y la innovación y desarrollo de soluciones industriales en este campo en el que, a pesar de ser un país pionero, no uso no se caba de extender.
Estamos ante “un punto de inflexión histórico y definitivo hacia un sistema energético más limpio, más asequible y más seguro», según la Agencia Internacional de la Energía, que ha compartido su World Energy Outlook 2022. Según el informe, la energía fotovoltaica anual se multiplicará por más de cuatro en 2030.
Las energías renovables han crecido un 8% en este año. Este hecho, junto con la recuperación de la generación nuclear podrían desplazar parte del gas y el carbón, con lo que las emisiones de CO2 del sector eléctrico disminuirían un 1%.
Según el Renewable Energy Market Update de mayo, el aumento de los costes de la solar y la eólica han llegado para quedarse, pero no suponen un reto para la competitividad, y las previsiones se han revisado al alza en un 8%.
A pesar del aumento de los costes de los materiales clave utilizados para fabricar paneles solares y turbinas eólicas, se prevé que nueva capacidad renovable aumente a 290 GW en 2021, un nuevo récord histórico.
A pesar de la recesión provocada por la Covid-19, según el informe preliminar de la AIE, España se sitúa en 2020 como el tercer país de la UE de nueva potencia FV instalada (2,8 GW) y también acumulada (12,7 GW). Además, nuestro país aparece en sexto puesto en el ranking mundial de penetración de la energía fotovoltaica, que el año pasado cubrió un 9% de las necesidades energéticas.
Incluso en su escenario a la baja, la Agencia Internacional de Energía imagina que la capacidad instalada de energía solar fotovoltaica superará la de todas las demás formas de energía, aparte del gas, para el año 2040. En general, presenta cuatro escenarios en su Perspectiva Mundial de la Energía 2018, que muestran un paisaje energético cambiante. Los niveles de CO2 aumentan de manera peligrosa y los esfuerzos energéticos están muy por detrás de los necesarios para abordar seriamente el calentamiento global. El carbón, el petróleo y el gas jugarán aún un papel importante en nuestra combinación de energía en el futuro. También ve una transformación «dramática» en el sector eléctrico.
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