Europa y China liderarán la producción mundial de hidrógeno, y solar + almacenamiento representarán el 12% del mix mundial en 2050

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Esta semana se ha publicado la edición de 2021 del informe “Energy Transition Outlook” de la consultora noruega DNV, en el que se examina el progreso hacia la descarbonización de todo el sector energético. El informe encuentra que la recuperación de Covid-19 y otros paquetes de políticas de estímulo no han abordado la descarbonización, lo que ven como una gran oportunidad perdida para la transición energética en todo el mundo.

“La Covid-19 ha demostrado con creces que los gobiernos pueden actuar con audacia. Sin embargo, desde la perspectiva de la transición energética, la pandemia ha sido una oportunidad perdida”, afirma el presidente y CEO de DNV, Remi Eriksen. “Los paquetes de recuperación se han centrado en gran medida en la protección y no en la transformación de las industrias existentes”.

Al igual que en años anteriores, el informe concluye que las emisiones no están disminuyendo con la suficiente rapidez, que no se alcanzarán los objetivos establecidos en los acuerdos de París y que la temperatura media mundial aumentará 2,3 grados centígrados a finales de siglo. Todo ello a pesar de que se espera un aumento de la electrificación y de las energías renovables en las próximas décadas.

DNV prevé que la electrificación de la demanda final de energía pase del 19% actual al 38% en 2050, impulsada por el crecimiento de la demanda de vehículos eléctricos –que se espera que sean el 50% de todas las ventas de vehículos de pasajeros en 2032– y por el uso de bombas de calor, que se espera que se triplique hasta representar el 32% de la demanda de calor, mientras que solo utiliza el 9% de la energía utilizada para la calefacción.

 

Europa, líder de hidrógeno

La energía eólica dominará el mix europeo en 2050: 18% en tierra y 30% onshore. La energía solar fotovoltaica representará el 21%; la participación del gas se reduce al 3% en 2050.

El hidrógeno procedente de la electrólisis registra un fuerte crecimiento a partir de mediados de la década de 2030, hasta alcanzar el 100% de la producción europea de hidrógeno a mediados de siglo. La cuota del hidrógeno en la demanda final de energía es del 12% en 2050, la más alta del mundo según las previsiones de DNV.

 

Gráfico y fuente: DNV

 

Europa liderará la transición hacia la producción y el uso del hidrógeno, junto con China. En 2050, el hidrógeno verde será producido principalmente por la energía eólica terrestre, la energía eólica marina fija y la energía solar fotovoltaica.

En cuanto a la industria manufacturera, se espera que la siderúrgica se descarbonice más rápidamente en Europa que en ningún otro lugar, como resultado de iniciativas específicas y medidas políticas de apoyo. ArcelorMittal y Tata Steel, dos de los principales fabricantes de acero de Europa, ya se han comprometido a ser neutros en carbono para 2050.

 

Demanda de energía

A pesar de no alcanzar los objetivos de descarbonización, el informe es positivo en lo que respecta al crecimiento de la energía solar, señalando que la fotovoltaica combinada con el almacenamiento está surgiendo como “una nueva categoría de central eléctrica”, que representará el 12% de toda la generación de electricidad conectada a la red en 2050.

En detalle, en América Latina, será del 12% (y la fotovoltaica será responsable del 27% total de generación eléctrica); del 4% en Europa (donde la fotovoltaica será del 21%); del 16% en África subsahariana; del 11% en Medio Oeste y Norte de África (fotovoltaica, del 36%); del 15% en China (y del 22% la solar PV); del 15% en el Sudeste Asiático (y la fotovoltaica del 23%), del 1% en OECD Pacífico (del 24% la solar) del 6% en América del Norte (la solar, del 29%).

Se prevé que el gas mantenga su posición actual, mientras que la demanda de petróleo se reducirá a la mitad y la de carbón a dos tercios durante el mismo periodo.

“La energía eólica y la solar fotovoltaica se multiplicarán por 15 y por 20, respectivamente, en nuestro periodo de previsión”, afirma Eriksen. “Junto con la caída de los costes y el avance de la tecnología de almacenamiento en baterías, las energías renovables variables ya están permitiendo la eliminación progresiva de la generación de energía térmica y el argumento comercial será abrumador para 2030”.

El informe califica la eficiencia energética como “nuestro mayor recurso sin explotar contra el cambio climático”, y señala que el impulso a la electrificación y las ganancias de eficiencia relacionadas con ella mantendrán plana la demanda energética global después de la década de 2030.

 

Hidrógeno

Es en los sectores difíciles de electrificar, como el transporte marítimo, la aviación y la industria pesada, entre otros, donde DNV encuentra la necesidad más urgente de actuar. El informe prevé que estas industrias sigan siendo grandes consumidoras de combustibles fósiles y aumenten su participación en las emisiones mundiales.

El hidrógeno y otros combustibles sintéticos, considerados como la solución más viable para estos sectores más difíciles de reducir, representarán solo el 5% de la demanda energética global en 2050. “No todo se puede electrificar. Por eso es tan urgente abordar los sectores más difíciles de reducir, como la calefacción, la aviación, el transporte marítimo y el transporte por carretera. Sin embargo, nuestras previsiones muestran que el hidrógeno no entrará en escena a gran escala hasta finales de la década de 2030. Eso es demasiado tarde”, advierte Eriksen.

Aunque la demanda energética global no sea tan grande, DNV espera que el hidrógeno verde producido a partir de energías renovables supere a otras formas de producción en 2050. Los electrolizadores conectados a la red cubrirán el 18% de la demanda, y los alimentados directamente por energías renovables representarán el 43%.

 

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