En Valencia desarrollan un proyecto que busca obtener hidrógeno a partir de bacterias modificadas

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La iniciativa es un proyecto de investigación financiado con 4,2 millones de euros por el Consejo Europeo de Innovación (EIC) dentro del programa Pathfinder, y que cuenta con la participación de científicos y empresas de Suecia, Portugal, Italia y Países Bajos.

La idea es diseñar nuevos genes en bacterias para transformar la energía solar en hidrógeno, algo que no sucede en la naturaleza“, explica el científico del CSIC Alfonso Jaramillo.

En una comunicación se explica: “en la fotosíntesis natural, las plantas, las algas y algunos tipos de bacterias obtienen su energía combinando agua y dióxido de carbono gracias a la luz del sol. En este proceso se produce oxígeno, que se libera a la atmósfera, y carbohidratos (azúcares). Sin embargo, la naturaleza ya ha descubierto cómo producir hidrogeno en un cierto tipo de algas (Chlamydomonas y Clostridium), las cuales generan unas enzimas (hidrogenasas) capaces de combinar los protones y electrones para producir hidrógeno”.

El problema es que la producción de hidrógeno se inhibe por la presencia del oxígeno producido en la fotosíntesis“, apunta Jaramillo.

Nuestra solución se basa en rediseñar los genes de la fotosíntesis en las bacterias fotosintéticas más estudiadas (Synechocystis) para que sean capaces de crear un entorno anaeróbico adecuado a la producción de hidrógeno con hidrogenasas de las algas, revela Jaramillo.

Ello requiere tanto introducir los genes de hidrogenasas de las algas como modificar los genes existentes de la bacteria para minimizar los electrones se destinen al metabolismo. Además, a estas bacterias se les añaden genes que les permitirán tolerar el agua salada y residual, por lo que no utilizamos agua potable en el proceso“, destaca el científico del CSIC.

El objetivo del proyecto, que tiene una duración de 5 años a partir de octubre de 2022, es también construir en Nápoles una planta industrial de un nuevo tipo de paneles solares consistentes en biorreactores de 1.500 litros de agua que alojen las bacterias modificadas genéticamente.

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