España puede alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable en 2035, según un estudio

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Para el sector fotovoltaico, 2022 ha sido un gran año: según los datos provisionales de Red Eléctrica (REE), la fotovoltaica en suelo ha crecido en 2022 en casi 4 GW. Además, se estima que el autoconsumo podría haber superado los 2 GW, por lo que 2022 ha sido un año de récords en la instalación solar.

La previsiones nacionales de la organización solar europea SolarPower Europe son aún más optimistas: según su informe anual publicado e diciembre, la potencia instalada en España en 2022 es de 7,5 GW, lo que convierte a nuestro país en el segundo de Europa, solo por detrás de Alemania. En 2022, según la organización, el sector utility scale superará los 4 GW y la potencia instalada en tejados ha sido de más de 2,4 GW.

En cualquiera de los dos casos, se han superado los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), cuya versión actual se anunció en enero de 2020 y preveía para el año 2030 una potencia total instalada en el sector eléctrico de 161 GW de los que 39 GW sería solar fotovoltaica partiendo de 9.000 MW instalados entonces, esto es, un crecimiento anual de 3 GW.

Actualización de los objetivos del PNIEC

La Comisión Europea adelantó a mayo su histórica Estrategia Solar de la UE debido al impacto en la seguridad energética de la guerra de Rusia contra Ucrania y a los precios récord de la energía. En el marco del Paquete legislativo Fit for 55 y del Plan REPowerEU, la Unión Europea establece como objetivo duplicar la capacidad solar fotovoltaica para 2025 e instalar 600 GW para 2030.

En ese sentido, la Comisión Europea llevará a cabo este año una primera evaluación de la evolución de los PNIEC nacionales: el 15 de marzo, los países miembros tendrán que informar a Bruselas sobre los avances alcanzados en estos años por cada país. En junio de 2023 se presentará una revisión de los mismos, que se aprobarán un año después, en junio de 2024.

El Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) abrió la consulta pública previa a la actualización del PNIEC entre el 2 de agosto y el 15 de septiembre de 2022, y la industria fotovoltaica estimó en octubre que la potencia instalada en España podría alcanzar los 65 GW en 2030, un 66% más de lo previsto en el PNIEC, y así lo trasladó al Ministerio en ese momento.

2023 ha empezado fuerte con el sprint de DIAs que se está produciendo en enero, y a finales de 2022 se publicó el Real Decreto Ley 20/2022, que recoge medidas destinadas a facilitar el despliegue renovable. En ese sentido, se incorpora un nuevo “procedimiento determinación de afección ambiental” al que se someterán todas las instalaciones de competencia estatal, con independencia de su potencia, siempre que no se ubiquen en superficies integrantes de la Red Natura 2000, espacios naturales protegidos o en el medio marino; y no supongan la construcción de líneas aéreas con voltaje igual o superior a 2020 kV y una longitud superior a 15 km, muy criticado por la Asociación Española de Evaluación de Impacto Ambiental.

¿Y 2023?

La crisis energética desatada en 2022 se prolongará durante 2023, y pondrá a prueba la capacidad de coordinación y consenso de la política energética europea, la operatividad de las medidas aplicadas, la solidaridad, y la ambición y el liderazgo climático de la UE.

“En un escenario optimista y de cooperación, la crisis puede servir como catalizador para acelerar la transición energética europea a medio y largo plazo, y con ella impulsar los esfuerzos de mitigación”, explica el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos en su estudio “Desacoplarse de Rusia conciliando seguridad energética y ambición climática“, el desarrollo de la sección dedicada a energía y clima de su análisis “España en el Mundo en 2023”, que ha compartido este martes. El estudia afirma que el regreso al carbón, el retraso de los cierres nucleares y el aumento de las importaciones de GNL para desacoplarse de Rusia serían soluciones transitorias que dejarían paso a medio plazo a un despliegue acelerado de renovables, gases descarbonizados e interconexiones energéticas, como propone REPowerEU.

Según el Real Instituto Elcano, “además de mantener el liderazgo climático y contribuir activamente al debate europeo sobre política energética, España ha demostrado en 2022 gran robustez frente a la crisis energética gracias a su flota de regasificadoras, mallada red eléctrica y creciente penetración de renovables”. La presidencia del Consejo de la UE en el segundo semestre ofrece a España, además, “la oportunidad de consolidar el liderazgo logrado en 2022 en las políticas energética y climática, además de seguir contribuyendo a la seguridad energética europea”.

El centro define en su estudio tres certezas para 2023: que la crisis de precios está lejos de remitir, que la probabilidad de una crisis de suministro en los países más dependientes de Rusia se mantiene, y que durante el año se tomarán muchas medidas extraordinarias de política energética a nivel europeo y nacional para afrontar ambas crisis.

El año 2023 también será clave para definir el futuro del mercado del hidrógeno en la UE, con España situada a la vanguardia de los proyectos en Europa.

Se consideran tres escenarios energéticos y climáticos de corto plazo y su proyección a futuro: un escenario verde esperanza, otro ámbar o de base, y uno rojo pesimista. En el verde, España actualiza sus objetivos de descarbonización para reducir las emisiones un 35% en 2030, se plantea llegar a un sistema eléctrico 100% renovable en 2035, y se adelanta el objetivo de neutralidad climática a 2045.

Según el Instituto, “tras las medidas adoptadas en 2022 parece haberse obtenido margen suficiente para superar el invierno, volviéndose este escenario [verde] más plausible frente al escepticismo inicial acerca de los resultados de las decisiones de la Comisión y de los gobiernos. Las medidas de ahorro, las exigencias de almacenamiento, las cantidades adicionales de GNL comprometidas y un otoño cálido han alejado los temores sobre crisis de suministro y racionamientos para 2023 en los Estados miembros más expuestos”, explica. “En un escenario verde las políticas descentralizadas ganan tracción: más generación distribuida y comunidades energéticas, y despliegue acelerado de infraestructuras para la movilidad sostenible, pero también programas de eficiencia en edificios y campañas de ahorro energético. La senda dominante es renovable: solar, eólica e hidrógeno verde”.

En un artículo publicado en verano por el Real Instituto, su autor, Antxon Olabe Egaña concluía que “liderar la gran transformación de la energía es un proyecto estratégico de país. Nunca desde la Revolución Industrial España se ha encontrado tan bien situada para ubicarse de lleno a la vanguardia de un cambio económico, tecnológico y social de alcance sistémico. Que los árboles no nos oculten el bosque: ahí está nuestro presente y nuestro futuro”.

 

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