El Ministerio de Energía portugués ha destinado 100 millones de euros a proyectos de flexibilidad de la red y almacenamiento de energía que deberán estar instalados a finales de 2025.
La empresa, con sede en Portugal, ha desarrollado un producto eliminador de óxidos metálicos para instalaciones fotovoltaicas situadas cerca de fundiciones, acerías y minas de minerales metálicos.
Con ambiciosos objetivos de descarbonización y un panorama normativo favorable, Portugal es un mercado atractivo para los promotores y productores de energías renovables. Sin embargo, al igual que otros mercados europeos, la industria portuguesa de energías limpias se enfrenta a retos relacionados con la concesión de permisos, la conexión a la red y la disponibilidad de sistemas de remuneración, obstáculos que amenazan con ralentizar la transición energética del país.
Se trata de Agenor, de 50 MW, y de Santarém, de 210 MW. La compañía alega llegar así a los 356 MW fotovoltaicos en operación en la península ibérica.
Investigadores portugueses han abordado el llamado «dilema del aparcamiento» de los coches eléctricos que incorporan módulos fotovoltaicos. Estudiaron la relación entre cargar el coche y aumentar su temperatura interior. Calcularon el tiempo crítico en función de la capacidad solar del coche.
Se trata de su segundo proyecto híbrido solar-eólico en la Península Ibérica, con la instalación Monte de Vez que se une al parque de São João, en funcionamiento desde 2008, con 22,8 MW de capacidad instalada.
Pixel Voltaic, una empresa derivada de la Universidad de Oporto, ha lanzado un sistema láser para sellar herméticamente módulos fotovoltaicos de perovskita de vidrio-vidrio y vidrio-acero de hasta 30 cm x 30 cm. El objetivo tecnológico de la empresa es aumentar la capacidad para dar cabida a dispositivos de mayor superficie, de hasta 1 m2, y modificar el proceso para que funcione en una línea de producción de rollo a rollo.
Galp, una empresa energética portuguesa, ha anunciado planes para construir un sistema de almacenamiento en baterías de 5 MW/20 MWh en Portugal, en colaboración con Powin. Este proyecto supone la primera incursión de Powin en Europa y coincide con la apertura de su nueva oficina en Madrid.
El nuevo algoritmo supervisa los subsistemas del inversor y envía alarmas cuando se alcanzan valores máximos y mínimos. Analiza los datos y categoriza las variables según los valores históricos.
La Comisión Europea estableció por primera vez las normas para las comunidades de energía compartida en 2018 y 2019, y Portugal desplegó su propia legislación poco después. A pesar de estos esfuerzos, cinco años después solo hay tres comunidades de energía compartida operando legalmente en el país mediterráneo, con cientos más atascadas en un retraso regulatorio de un año, dice un ingeniero local a pv magazine.
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