En Portugal hay en funcionamiento sólo tres comunidades energéticas pese a la enorme demanda

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La Comisión Europea publicó su marco legal para las comunidades de energía renovable en 2018 y 2019, y el gobierno portugués siguió su ejemplo con su propia legislación al año siguiente.

Pero a pesar de los mejores esfuerzos de la Unión Europea y el gobierno portugués para impulsar el movimiento, cuatro años después del primer impulso legislativo, solo hay tres comunidades de energía que operan legalmente en Portugal.

Humberto Queiroz reveló a pv magazine que hay otras 200 esperando autorización legal en el “largo” retraso normativo de Portugal.

“Se puede tener un colectivo de autoconsumo, pero para tener una comunidad energética formal, este proceso exige mucho tiempo”, dijo Quiroz, investigador de la Escuela Nova de Ciencia y Tecnología de Portugal.

Quiroz, también ingeniero de la empresa lisboeta EDP, afirma que es “de conocimiento general” que una comunidad de energía compartida debe recibir una licencia de la Dirección General de Energía y Geología (DGEG) antes de poder operar legalmente en Portugal. Los permisos suelen tardar más de un año en concederse, dijo.

Esto significa que cientos de proyectos están estancados en estos sistemas gubernamentales a la espera de aprobación, dijo Quiroz.

pv magazine preguntó a la DGEG cuántos proyectos de energía compartida hay en tramitación y cuál es el tiempo medio de espera antes de que se aprueben, pero no obtuvo respuesta.

Una comunidad de energía compartida en funcionamiento es el proyecto de 184 MW situado en la comunidad costera de Cascais, en el oeste de Portugal. Según el sitio web del gobierno local de Cascais, el 24 de febrero de 2021 comenzó a funcionar oficialmente este proyecto de 250 millones de euros (273 millones de dólares), y el conjunto genera una cuarta parte del consumo anual total de electricidad del municipio.

La Comisión Europea afirma en su página web que las comunidades que comparten energía generan una mayor aceptación pública de los proyectos de energías renovables, inversión privada, facturas de electricidad más bajas y creación de empleo local. Un estudio de 2023 reitera los múltiples beneficios económicos de estos sistemas, afirmando que sus resultados demuestran que es económicamente viable que un tercero invierta con los precios de la energía y el plazo de amortización adecuados.

A pesar de estos beneficios, Quieroz dijo que el mayor reto que afecta al éxito de estos proyectos solares es la larga espera para obtener los permisos, seguida del coste y el apetito de la comunidad. “Depende de la gente y de lo dispuesta que esté a invertir en energía solar fotovoltaica y baterías, y de si está realmente interesada en ello”, dijo.

Pero la ventaja es que el ahorro energético se reinvertirá en la comunidad, según Quieroz. Los que ganen dinero con el plan podrán vender la electricidad sobrante a la comunidad o utilizarla para alimentar o construir infraestructuras públicas.

Quiroz es coautor de un trabajo de investigación publicado recientemente en el que se evalúan los coeficientes de reparto de energía de las comunidades portuguesas de energías renovables. El estudio, basado en una serie de simulaciones en infraestructuras públicas, concluyó que los coeficientes de reparto de energía variables en el tiempo son la mejor opción para la comunidad de energías renovables. Los mayores consumidores integrados en comunidades de energías renovables también obtuvieron mayores beneficios, según los investigadores.

“Estos beneficios disminuyen cuando se permite a los edificios autoconsumir la energía generada localmente antes del proceso de reparto, ya que las desigualdades de demanda pierden importancia para el cálculo de los coeficientes de reparto considerados”, señalan los autores en el artículo. “La comunidad completa también presenta un mejor rendimiento en este caso”.

Quiroz también cree firmemente en la lucha de estas comunidades contra la pobreza energética. No sólo se reduce la factura energética de los consumidores, sino que éstos pueden utilizar ese dinero aliviado para pagar otros bienes importantes, como la sanidad y la alimentación, afirma.

Las conclusiones de Quiroz se recogen en el artículo “Assessment of energy sharing coefficients under the new Portuguese renewable energy communities regulation” (Evaluación de los coeficientes de reparto de energía según el nuevo reglamento portugués de comunidades de energías renovables), publicado el mes pasado en Heliyon.

La composición energética de Portugal para 2022 consistió principalmente en petróleo (42%), seguido de gas natural (22%), biomasa (15%), electricidad (14) y “otros” (5,3%), según la página web de la DGEG. El país registró una capacidad instalada estimada de 2,5 GW a finales del año pasado, según las estadísticas más actualizadas facilitadas por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

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