La empresa salmantina Arbórea Intellbird ha lanzado Antecursor II, un robot autónomo de inspección de grandes infraestructuras completamente eléctrico. Según la empresa, se trata del primer robot civil capaz de operar de forma autónoma en cualquier lugar del mundo gracias a la cobertura satelital de la red Starlink y lo hace funcionando únicamente con energía eléctrica renovable. Ya está funcionando en plantas fotovoltaicas en España.
El robot pesa 285 kg, está construido con aleaciones aeroespaciales y utiliza patentes de la compañía.
Su autonomía se sitúa por encima de las 30 h. Un juego de sensores termográficos de alta resolución toman continuamente miles de mediciones de la instalación cada segundo. Esos datos digitales se evalúan gracias a un proceso de IA patentado también por Arbórea, basado en una combinación de hardware y software desarrollado por la empresa salmantina.
Desde la empresa explican que el Antecursor II, que recibe su nombre de las tropas de avanzadilla que antecedían a las legiones de la antigua Roma, «basa su movimiento automático, de precisión centimétrica, en un proceso patentado por Arbórea inspirado en las estrategias de caza de la gineta, depredador nocturno, capaz de desplazarse con precisión en la oscuridad».
El sistema de comunicaciones, soportado por la red satelital Starlink permite a Arbórea monitorizar en tiempo real toda la flota de robots desplegada en plantas fotovoltaicas de lugares remotos, a través de su herramienta también patentada, “Torre de control virtual”. Esta plataforma recibe de manera automática toda la información del estado de los sistemas de cada robot en tiempo real, así como las alertas asociadas a las anomalías detectadas.
El robot tiene dos funciones principales: Por un lado, la vigilancia autónoma de la infraestructura fotovoltaica. El robot busca de anomalías térmicas, no solo en la parte superior de los paneles, como realizan los drones, sino también y de manera simultánea en todas sus estructuras inferiores, tales como presillas, portafusibles, grapas o cableado, que escapan a la vista aérea y son las más propensas a generar puntos calientes de riesgo.
El sistema detecta anomalías, las evalúa en función de las condiciones de la planta y reporta una identificación temprana de posibles fallos, todo ello en tiempo real. El resultado es que los técnicos de la empresa propietaria del parque reciben en sus teléfonos móviles un correo con la alerta, la posición de la anomalía y una termografía con los valores de referencia. Esto permite una intervención temprana del técnico que evite riesgos de incendio.
Además, el robot lleva integrado un sistema de desbroce de la vegetación fabricado en base a materiales aeronáuticos para generar un fino triturado de la vegetación o “mulching”.
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