“Para que la Transición ecológica avance, hay que evitar agravios entre la población”- Entrevista a Alejandro Labanda, de beBartlet

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beBartlet se define como “el primer gabinete de incidencia pública de España”. Su trabajo consiste en “analizar el contexto político, social y económico para ayudar a nuestros clientes a partir de nuestro conocimiento y sensibilidad ante las brechas generacional, territorial, de género o entre el mundo público y privado”, explican desde la empresa.

pv magazine ha hablado con Alejandro Labanda, especialista en análisis regulatorio y política energética con larga trayectoria en energía fotovoltaica, que se acaba de incorporar a beBartlet como Director de Transición Ecológica.

 

pv magazine: Alejandro, enhorabuena por tu nuevo puesto. ¿Quién es vuestro cliente potencial?

Alejandro Labanda: Muchas gracias. La verdad que estoy encantado con el equipo y con todo lo que implica esta nueva aventura. Nosotros trabajamos junto a empresas, líderes y organizaciones de ámbitos como la ciencia, la innovación o la transición ecológica que quieren poner sobre la mesa un proyecto transformador. Toda transformación implica una disrupción y eso requiere entender bien el contexto, tener una alta sensibilidad social o generar alianzas con el conjunto de la sociedad. Para que tu posición tenga éxito no basta con tener razón, sino con que los demás consideren que tienes razón. En el caso de la Transición ecológica y el desarrollo de muchos proyectos se ve claramente.

 

Las energías solar y la eólica son temas candentes en Europa y bullen en España, con todas las oportunidades y peligros que conlleva un apetito semejante. ¿A quién asesora beBartlet, a Gobiernos o a empresas?

Nuestros clientes en el ámbito energético son principalmente compañías privadas que comparten la ambición por la lucha contra el cambio climático y que necesitan apoyo para que en esa Transición hacia un nuevo modelo se generen alianzas que impliquen a la ciudadanía. Estamos en un momento en el que hay consenso sobre las ventajas que tienen las energías renovables para luchar contra el cambio climático, aumentar la independencia energética y reducir la factura de la luz. Los objetivos de los distintos países y de la Unión Europea se están revisando al alza y es lógico que las empresas tengan interés en este sector. Por supuesto, deben hacerse bien las cosas y que este despliegue renovable se haga de la mano de las comunidades locales y se integre ambiental y socialmente en el territorio. Si la Transición genera perdedores, no llegaremos a tiempo.

 

¿Sería muy diferente el análisis de beBartlet en función de quien lo encargase?

Nos contratan porque confían en nuestro criterio. Nosotros analizamos la regulación, el contexto político, social, económico o ambiental. También hacemos estudios de percepción o análisis económico. Nuestro equipo está formado por economistas, periodistas, expertos en ciencia política… Tenemos una vocación de objetivar argumentos, de cuantificar, y de tener la capacidad de alinear esa visión con el interés general. Es importante que en cualquier debate haya elementos objetivos que sirvan para racionalizar la conversación pública y poder tomar las mejores decisiones.

 

¿Las empresas buscan a beBartlet para aprender y dejarse asesorar o para convencer de sus estrategias?

Las empresas buscan a beBartlet para mejorar su impacto en la sociedad. Y para ello es necesario que haya una vocación de querer entenderla mejor. Y, por tanto, de escuchar. Nosotros somos unos grandes traductores e identificamos cuáles son aquellos elementos que pueden construir soluciones compartidas. Por ejemplo, la Transición ecológica es un bien que apoya prácticamente todo el mundo. Pero para que pueda avanzar hay que tener la capacidad de no generar agravios entre determinados grupos de la población. Si hay capacidad de identificar soluciones compartidas, será más fácil avanzar hacia soluciones que cuenten con un amplio apoyo.

 

¿Qué hace beBartlet en temas que provoquen un conflicto de intereses con sus propias ideas?

Nuestro modelo de negocio permite que trabajemos con proyectos en los que creemos. No tenemos una obsesión por el crecimiento, sino por el impacto al que contribuimos. Y eso nos permite elegir. Nosotros queremos sentirnos cómodos con lo que hacemos y nos mostramos abiertamente alineados con las causas que defendemos. En transición ecológica, que es el ámbito que lidero, queremos ayudar a proponer soluciones para luchar contra el cambio climático y facilitar el despliegue de renovables, siempre de forma integrada en el entorno.

 

Como sabéis, en este sector no todos comparten los mismos principios. ¿Qué situaciones necesitan resolver las empresas con vuestra ayuda?

Es fundamental que cualquier empresa entienda cuál es su papel en la sociedad. Una empresa es mucho más que una comercializadora de servicios. Sus decisiones tienen impacto en la sociedad. También es importante que las instituciones entiendan que las empresas son fundamentales para el desarrollo de nuestra economía. Y todos debemos entender también que la sociedad civil organizada juega un papel fundamental. Las democracias tienen sociedades plurales en las que todos los actores están obligados a interactuar. Cualquier agente que quiera transformar su entorno debe asumir que no lo puede hacer de espaldas a la sociedad, sino de su mano.

 

El sector se está viendo afectado por ciertas fake news que resuenan en la opinión pública, como el hecho de que instalar grandes plantas fotovoltaicas acaba con el agua o con las tierras de cultivo, y que los planes para acelerar las renovables en Europa son, en realidad, artimañas de oligopolios para hacerse con más mercado. ¿Esas creencias se pueden erradicar? En caso de que sí, ¿cómo?

Hay una cuestión muy positiva y es que la energía ha entrado completamente en el debate público. Es un tema que interesa a la sociedad y del que todo el mundo quiere saber y opinar. Desgraciadamente, hay algunos falsos mitos que se extienden. Aquí hay un reto muy importante que es tener la capacidad de contribuir a racionalizar el debate público y compartir información de calidad que nos permita a todos tener la misma información. Todos en el sector energético, empresas, asociaciones y administración, debemos ser conscientes de que no podemos hablar solo para el sector. Tenemos que hablar para toda la sociedad y ahora más que nunca ser muy didácticos para ayudar a generar una ciudadanía informada.

 

Otra amenaza es el tema de los permisos. ¿Qué se debe mejorar? ¿A quién hay que educar?

La Comisión Europea ha alertado sobre ello en el Plan REPowerEU. No hay tiempo que perder. Hay que dotar a la administración de los recursos suficientes tanto técnicos como humanos para realizar su labor. Pero el principal obstáculo hoy no está solo allí, sino en que no todo el mundo está sabiendo implicar a las comunidades locales en las soluciones. Tú no puedes llegar a un sitio que no conoces y proponer un proyecto sin más. Debes explicarte, debes escuchar y debes tener la capacidad de avanzar junto a la sociedad.

 

La fabricación es otra cuestión conflictiva: Europa en general y algunos Gobiernos en particular quieren potenciar la fabricación regional y esto podría hacer disminuir la demanda de productos procedentes de Asia.

Cuando hablamos de autonomía energética en Europa, también deberíamos impulsar la autonomía en la fabricación. Tras una crisis como la de la Covid-19 que ha afectado y sigue afectando las cadenas de suministro a nivel mundial, Europa y otros actores, deben atraer la fabricación de componentes clave para la transición energética. Este proceso de desarrollo de capacidades industriales es común en todo el mundo. Además, con el aumento de objetivos de renovables a nivel mundial, hay una enorme demanda para estos equipos. Hay espacio para todos.

 

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