La columna de UNEF: El reciclaje de paneles fotovoltaicos, una responsabilidad ineludible

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El reciclaje de paneles fotovoltaicos es una actividad sobre la que existe cierto desconocimiento en nuestro país. El motivo principal es que la inmensa mayoría de los paneles en España están aún al inicio de su vida útil por lo que el reciclaje se ve como algo muy lejano, en el mejor de los casos.

Sin embargo, el reciclaje de paneles fotovoltaicos es una obligación en España desde la aprobación del Real Decreto 110/2015, que transpuso la Directiva 2012/19 de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).

La Directiva RAEE está basada en el concepto de Responsabilidad Ampliada del Productor. El ‘productor’ es la persona física o jurídica que, con independencia de la forma de venta, fabrique y venda aparatos eléctricos y electrónicos, ponga en el mercado con marcas propias los productos fabricados por terceros y el que realice adquisiciones comunitarias o importe de terceros países.

Es decir, en el sector fotovoltaico este ‘productor’ puede ser tanto el propio fabricante del panel (o de los demás componentes de la planta), como su distribuidor, el EPC o la empresa instaladora si en el contrato de compra de los equipos se ha incluido la cesión de la responsabilidad.

Según se haya transferido la responsabilidad a lo largo de la cadena de valor, las distintas empresas deben realizar el procesado de los paneles al final de su vida útil, inscribirse en el Registro Nacional de Productores de Aparatos Eléctricos y Electrónicos gestionado por el Ministerio de Industria, así como cumplir con otras obligaciones derivadas del RD.

Para cumplir con la obligación del procesado de paneles, los ‘productores’ (fabricantes, instaladores, distribuidores o propietarios de la instalación), pueden asociarse a un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCdeRAP) -en España existen varios que dan este servicio- o implementar un sistema individual, que realice las gestiones necesarias para cumplir con las obligaciones.

Los sistemas colectivos son algo habitual en Europa, donde la asociación PVCycle, formada por fabricantes del sector fotovoltaico, procesó más de 11.500 toneladas de paneles en 2019, principalmente de Francia y Alemania.

Y es que los paneles fotovoltaicos son perfectamente reciclables. Un módulo fotovoltaico de silicio (el 90% del mercado) está compuesto de vidrio (78%), aluminio (10%), plásticos (7%) y metales y semiconductores (5%). Simplemente recuperando el marco de aluminio y el vidrio de la parte delantera se recicla más del 80% de su peso.

Composición media de un módulo fotovoltaico de silicio. Fuente: PVCycle

De hecho, para el reciclaje del panel los métodos más comunes se basan en procesos mecánicos que no son complejos técnicamente. En la planta de reciclado de paneles fotovoltaicos de Veolia en Rousset (Francia), operativa desde 2018, primero se elimina la caja de conexiones, cables y marco de aluminio. Posteriormente se tritura el resto del laminado y se separan las piezas resultantes por tamaño. Esta planta, procesó el año 2018 más de 1.500 toneladas de paneles, alcanzando una tasa de recuperación del 95% en peso.

En realidad, la principal barrera a la actividad de reciclaje no está en la viabilidad técnica sino en la rentabilidad económica. En primer lugar, se tiene la cuestión de las economías de escala. En una instalación industrial estándar el coste del proceso de reciclaje puede estimarse en unos 200 €/tonelada. Sin embargo, para alcanzar este nivel es necesario que el volumen anual de residuos procesados por la instalación sea alto, en el orden de las miles de toneladas. En caso contrario, los costes de procesado son muy elevados.

En segundo lugar, como se apuntaba en ‘Reciclaje de paneles fotovoltaicos: estado de la cuestión y perspectivas’ se tiene la dificultad de extraer los elementos más valiosos del panel. El aluminio y vidrio, los más fácilmente reciclables, solo suponen un 26% del valor económico residual del panel, mientras que el silicio y la plata, los elementos cuya recuperación es más compleja y costosa, suponen casi el 80%. Así, por el momento, el valor de los materiales del panel no sirve como incentivo a que se desarrolle la actividad del reciclaje por su rentabilidad, lastrando también la inversión en plantas de procesado.

Por estos motivos, al haber pocas instalaciones fotovoltaicas que lleguen hoy en día al fin de su vida útil, no existen en España plantas de tratamiento específicas para paneles, que son reciclados en plantas de otros RAEE o en instalaciones de reciclaje europeas.

Sin embargo, un futuro en el que haya miles de toneladas que tratar no está tan lejos. Se estima que en torno al año 2028 habrá un pico de residuos de paneles en España, cuando las plantas instaladas el año 2008 (2,7 GW) se estén acercando al final de su vida útil.

Por ello, desde UNEF, a través del Grupo de Trabajo de Medio Ambiente, estamos realizando una labor de divulgación y facilitación a nuestros socios que esperamos permita eliminar el desconocimiento, logrando alcanzar el máximo nivel de cumplimiento de las obligaciones.

Es necesario que entendamos que esta responsabilidad a la que nos obliga la normativa es ineludible. Nuestro compromiso con la economía circular y con la minimización de nuestro impacto en el medio ambiente no nos permiten otra alternativa. Algo tan serio como la percepción social de nuestra tecnología está en juego.

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