Actualmente, la instalación de seguidores monofila con dos paneles en vertical es una de las configuraciones más comunes para nuevas plantas fotovoltaicas. Sin embargo, uno de los principales enemigos que enfrenta este tipo de implantaciones es el peligro ocasionado sobre la propia estructura debido a las fuertes rachas de viento, muchas veces incrementado por la propia orografía del emplazamiento del parque.
La promotora aragonesa Iasol ha desarrollado e implantado una solución técnica que permite reducir al mínimo el riesgo asociado a las fuertes rachas de viento, “sin apenas disminuir la eficiencia de generación de la planta fotovoltaica y con un impacto apenas significativo en el coste total de la instalación”, según la compañía.
Se trata de la primera vez que la empresa adapta un sistema utilizado habitualmente en el campo de la agricultura para frenar el impacto provocado por los fuertes vientos que se originan en el emplazamiento de el último parque fotovoltaico que ha instalado: El Marqués, de 12,5 MWp, ha sido la primera en implementar esta nueva tecnología, utilizando para ello una malla de polietileno de alta densidad y elevada resistencia mecánica que ejerce un efecto pantalla sobre las zonas del parque donde los vientos predominantes del noroeste son susceptibles de provocar daños estructurales. La planta fue la primera inversión en nuestro país del fondo alemán Green City Energy.
Previamente a la instalación de los muros paravientos, se llevó a cabo un análisis del campo de velocidades en las distintas zonas del parque. Utilizando herramientas de fluidodinámica computacional fue posible determinar las distintas componentes del viento y su intensidad. Los resultados de este análisis permitieron definir las características físicas del muro y sus dimensiones, de manera que en las zonas más problemáticas la pantalla alcanza una altura total de 4 metros.
Se utilizó una malla con un diámetro de hilo de 320 micras y una porosidad del 50%, limitando la sombra de hilo sobre la superficie a menos del 7%. Considerando las presiones máximas originadas por las fuerzas del viento y las dimensiones de la malla, se llevó a cabo el cálculo estructural y el dimensionamiento de las zapatas de hormigón, para soportar el muro paravientos. Finalmente, la optimización de la barrera de protección que rodea el parque fotovoltaico El Marqués en las zonas más expuestas, limitó su longitud a 750 metros, menos del 30% del perímetro del parque.
Una vez vistos los buenos resultados obtenidos con el muro paravientos, Iasol pretende replicar este estudio en los dos próximos parques fotovoltaicos que va a construir este año.
La compañía cuenta con más de 170 MW instalados a lo largo de sus 15 años de existencia y 40 instalaciones actualmente en operación y mantenimiento.
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