La columna de UNEF: Transición energética y justa. Las comunidades energéticas.

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Ya hay poca gente que no sepa lo que significa el Cambio Climático. El mundo está empezando a entender que es necesario cambiar el sistema energético basado en combustibles fósiles y que hay que hacerlo con cierta urgencia. Sin ir más lejos, los estudiantes en todas las partes del mundo se han movilizado en el llamado 15M verde para gritar que “no hay planeta b” siendo la primera generación que es consciente de lo que implica el cambio climático. Y es que sus efectos sobre el clima pueden ser devastadores.

Los gobiernos mundiales parecen cada vez más concienciados sobre ello y dispuestos a realizar una verdadera transición energética. En España, el borrador del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) ya ha fijado unos objetivos claros para 2030, con un 42% de energía renovable en el mix energético y una reducción de emisiones  de CO2 del 20% respecto de los niveles de 1990, entre otras cosas. Las energías renovables serán las tecnologías predominantes en la primera mitad del siglo XXI.

Pero esta transición energética debe de ir un poco más allá. Ya que la idea inicial es cambiar el sistema energético completo, ¿por qué no hacer de la transición energética una transición justa?

Alemania ya tiene cierta experiencia en ello. Su Energiewendees, no solo una revolución energética, sino social y cultural y una parte importante para ello es la democratización de los kWh que la gente consume. Esta democratización energética pasa por la creación de comunidades energéticas, en las que los ciudadanos se organizan para generar, autoconsumir, gestionar y almacenar su propia energía, utilizando los beneficios obtenidos para la propia comunidad, con fines sociales o medioambientales. Es decir, comunidades de personas que pasan a ser agentes activos del sector eléctrico. Un dato que lo avala es que, de los 73 GW de potencia renovable en 2013, un 46% de esos GW eran propiedad de los ciudadanos [Leuphana universität Lüneburg and Trend-research, “ Definition and Marketanalyse Bürgerenergia in Deutshcland”, 2013].

Sin embargo, el concepto de Comunidades Energéticas todavía no está contemplado en la legislación europea, mucho menos en la española, si bien la UE ha introducido alguna definición en alguna de sus directivas, así como la REScopp-federación de cooperativas energéticas, que define “una comunidad de Energía como una entidad legal donde los ciudadanos, las PYMES y las autoridades locales se unen, como usuarios finales de energía, para cooperar en la generación, la distribución del consumo, el almacenamiento, el suministro, la agregación de energía de fuentes renovables u ofrecer eficiencia energética y/o servicio de gestión de la demanda” [REESCOOP, “energy Comunities- Definition]. Así, el objetivo de las comunidades energéticas, que las diferencia de las empresas tradicionales del sector eléctrico, es brindar beneficios económicos, sociales y ambientales en aquellas áreas donde se encuentren activos, con una estructura democrática y una participación abierta. Pueden ser comunidades energéticas desde un colegio, zonas rurales o gobiernos municipales, y la forma del proyecto puede ser muy diferente, en función de la tecnología que utilicen, el tamaño, la estructura, la gestión y la financiación.

Pero para el empoderamiento ciudadano a través de estas comunidades energéticas es imprescindible la realización de cierta actividad divulgativa que explique estos conceptos y ayude a clarificar. En este contexto, El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) organizó el pasado mes de febrero una reunión con varios representantes de asociaciones empresariales e institucionales, entre las que UNEF formó parte, para discutir el concepto de Comunidades Energéticas, y los principios básicos necesarios para la creación de las mismas. El objetivo final es la publicación por parte del IDAE de una guía con información relevante sobre las mismas, así como un programa de financiación IDAE para el desarrollo de proyectos pilotos, que permitan dar visibilidad a la creación de estas comunidades: https://www.idae.es/noticias/el-idae-impulsara-las-comunidades-energeticas-locales

Ya hay varios ejemplos en Europa que demuestran que en la práctica las Comunidades Energéticas funcionan. Feldheim, localizada a 60 km de Berlín, es la primera localidad de habitantes que ha sido autosuficiente energéticamente, con un parque eólico de 81,1 MW, una instalación fotovoltaica de 2,25 MW, una panta de biogás y otra de biomasa, además de un sistema de carga de vehículos eléctricos o la isla danesa de Samsø, que han conseguido ser 100% renovables y tener 0 emisiones equivalentes de CO2 [Desarrollo de Instrumentos de fomento de comunidades energéticas, Documento de Trabajo, IDAE].

Con la ayuda de la tecnología y sobre todo, de cierta voluntad política, la transición energética puede ser, además, justa y las comunidades energéticas son un buen instrumento para ello.

Paula Santos, Directora Técnica de UNEF

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