Durante el verano, una instalación solar se beneficia de abundante radiación solar, lo que le permite producir más electricidad. Sin embargo, el sistema se enfrenta a notables retos para mantener la seguridad y la eficiencia debido a las elevadas temperaturas ambientales y a la frecuente aparición de tormentas eléctricas.
El calor es un gran enemigo de la fotovoltaica. En el caso de los paneles solares, su rendimiento disminuye a medida que aumenta la temperatura, y cada grado de aumento se traduce en una disminución de la potencia de salida de entre el 0,38% y el 0,44%.
Por su parte, los inversores sufren con el calor por tratarse de equipos que incluyen semiconductores, por ello, y para proteger los componentes más sensibles, reducen la potencia de entrada alejándose del punto de máxima potencia (MPP). Un calor excesivo puede provocar la degradación del aislamiento, su rotura, cortocircuitos, explosiones o incendios.
El fabricante con sede en China TSUN explica cómo combaten el calor sus microinversores. Por un lado, afirma que las carcasas de aluminio de sus productos mejoran la disipación del calor. «Los componentes electrónicos se ensamblan mediante un proceso de encapsulado completo, lo que contribuye a una distribución uniforme del calor y una potencia de salida estable dentro de un rango de temperaturas de -40ºC a +65ºC», explica.
Los microinversores de TSUN tiene una topología distinta, conmutación suave y están equipados con 6 MPPT independientes, que ajustan la potencia de salida de cada módulo solar por separado. «Están equipados con sistemas que monitorización a nivel de módulo, esto permiten controlar en tiempo real la tensión, la corriente y la eficiencia de generación de energía de cada módulo», añade. Todos los microinversores llevan integrado el módulo de comunicación Wi-Fi y Bluetooth.
Por otro lado, las tormentas eléctricas de verano pueden afectar el rendimiento y la seguridad en una instalación fotovoltaica. Sin una protección de tierra adecuada, que evite un sobrevoltaje en caso de que incida un rayo en la instalación o cerca de ella, se puedan dañar los inversores o provocar conexiones sueltas, fallos eléctricos o incluso incendios.
“Los microinversores cuentan con protección instantánea contra sobrecalentamiento, sobrecorriente y sobretensión, y desconectan automáticamente la conexión en caso de fallos del sistema para garantizar la seguridad”, explica el fabricante, que ofrece microinversores monofásicos con potencias que van desde 300 W a 3000 W.
Finalmente, el personal de mantenimiento puede realizar diagnósticos y análisis de averías remotos a través de la plataforma Talent Monitoring, y ejecutar actualizaciones remotas de software y ajustes de potencia.
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