El primer teravatio de energía solar fotovoltaica que se instaló en el mundo tardó unos 70 años en alcanzarse, mientras que el segundo tardará probablemente sólo tres. Esta fue la observación que hizo Pierre Verlinden, antiguo jefe científico de Trina Solar y actual director general de la consultora Amrock, al presidir una mesa redonda sobre cómo se puede acelerar el próximo teravatio de capacidad fotovoltaica instalada.
La sesión completó los actos de la mañana en el WCPEC-8, en el que se reconoció la investigación de Martin Green, de la UNSW, que ha recibido el Premio WCPEC, que, al igual que el evento, sólo se concede cada cuatro años. Marko Topič, de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de Liubliana y de la Universidad Estatal de Colorado, recibió el Premio Becquerel por su trabajo en la medición y simulación de dispositivos y sistemas fotovoltaicos.
El ambiente de la primera mañana del WCPEC-8 era elevado, con investigadores claramente satisfechos de reunirse de nuevo en persona, después de tres años de interrupción debido a la pandemia de Covid-19. Sin embargo, se produjeron algunas interrupciones, ya que Marko Topič no pudo asistir en persona al haber contraído la enfermedad la semana pasada.
Grito de guerra
La inauguración de la octava edición del WCPEC se vio animada por “la primera crisis energética mundial”, en palabras de Paolo Frankl, de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que intervino por videoconferencia. Afirmó que existe una necesidad urgente de “diversificar” la fabricación de energía fotovoltaica “para reducir las vulnerabilidades de la cadena de suministro”, si se quiere que la energía solar se amplíe rápidamente.
Peter Fath, de la consultora de fabricación RCT Solutions, hizo una presentación estimulante en la que sugirió que la integración vertical de la producción fotovoltaica no sólo puede proporcionar un crecimiento más estable de la industria, sino también una nivelación de las condiciones en términos de costes de producción, con el análisis de su empresa concluyendo que cuando se eliminan las subvenciones, los costes de capital y los beneficios del análisis, la fabricación solar europea, estadounidense, india y china tendría estructuras de costes similares.
“No hay que tener miedo al coste de fabricación… estamos muy, muy cerca [entre países]”, dijo Fath, que es el presidente de la división fotovoltaica de la Federación Alemana de Ingeniería (VDMA) y antiguo director de tecnología del proveedor de equipos centrotherm.
Fath afirmó que los países con grandes instalaciones fotovoltaicas deberían aspirar a que el 50% de los módulos fotovoltaicos instalados sean de producción nacional y que la integración vertical presenta muchas ventajas y oportunidades. Señaló que todos los principales productores chinos de energía fotovoltaica están integrados verticalmente en lingotes, obleas, células y módulos, en diversos grados, en un modelo que describió como integración vertical 1.0.
Para la 2.0, Fath incluye la producción de vidrio y polisilicio y señaló seis proyectos de fabricación altamente integrados de este tipo que se están llevando a cabo actualmente en India.
“En esta era del teravatio tenemos que centrarnos en toda la cadena de suministro”, dijo Fath. “La escasez [de ciertos materiales] no puede continuar si nos dirigimos a la escala del teravatio”.
Fath afirma que habla por experiencia, ya que ha pasado los últimos tres años trabajando en la planificación, el diseño y la ejecución de la planta fotovoltaica de 2 GW de Kalyon, que incluye capacidad para lingotes, obleas, células y módulos en el mismo emplazamiento a las afueras de la capital turca, Ankara.
Además de tecnólogos como Fath e investigadores, la inauguración del WCPEC-8 contó con un discurso en vídeo de Li Zhenguo, de Longi, y con los comentarios de Massimiliano Francone, de Enel Green Power, ambas empresas patrocinadoras del evento.
El WCPEC-8 continúa hasta el viernes 30 de septiembre.
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