Autoconsumo colectivo: más allá de las comunidades energéticas

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La Comisión Europea, a través del Plan REPowerEU, ha puesto como objetivo la formación de una comunidad de energías renovables en cada municipio europeo de más de 10.000 habitantes para 2025. En el caso de España, esto significa 760 municipios con al menos una comunidad de energías renovables para dentro de 3 años.[1] ¿Cómo podemos conseguir esto?

La receta es sencilla y tiene 3 ingredientes. Primero, regular las comunidades de energías renovables para aclarar y facilitar su desarrollo. Puede parecer obvio, pero en España aún no hemos realizado la transposición de la directiva europea de estas figuras por lo que no cuentan con un marco regulatorio claro.

Lo segundo, crear un sistema de incentivos para comunidades de energías renovables que favorezcan la viabilidad  económica del proyecto y les permita competir en el mercado. En este sentido, tenemos un amplio abanico de posibilidades. Austria, que ha hecho una clara apuesta por las comunidades energéticas, ha habilitado medidas fiscales como la exención del impuesto a la electricidad y del subsidio de renovables para toda la energía adquirida a través de las comunidades de energía renovable.

Y, por último, y el que aporta la palabra “renovables” a las comunidades de energía renovable es fomentar el autoconsumo de fuentes limpias.

Para el sistema, la principal ventaja del autoconsumo es que la electricidad no tiene que viajar a través de cientos de kilómetros de cable y, por lo tanto, se reducen drásticamente las pérdidas de energía. Por ejemplo, para los consumidores residenciales se calcula que hay un 17% de pérdidas en la red por cada kWh consumido y esta electricidad también se paga aunque no se consuma.

Además de la reducción de costes, no debemos de olvidar que reducir estas pérdidas no sólo abarata el coste de la electricidad, si no que evita la emisión de CO2. El kWh más sostenible es aquel que no se consume (ni se pierde por el camino).

Y una buena manera de fomentar este autoconsumo, tanto en comunidades de energías renovables como en individual, es el autoconsumo colectivo. El autoconsumo colectivo o compartido es la posibilidad de compartir los excedentes de una instalación de autoconsumo con consumidores elegidos que se encuentren en las proximidades de la instalación generadora y así poder repartir los ahorros de esta entre varios consumidores.

La posibilidad de compartir excedentes con tu comunidad da la opción de instalar un mayor número de paneles en los tejados, por lo tanto maximizando la superficie solar. Un tejado con 10 paneles solares requiere una menor inversión que 10 tejados con un panel. Al maximizar el número de paneles en tu tejado aumentas tu propio porcentaje de autoconsumo, mientras que el resto de la energía la compartes directamente con vecinos o con tu comunidad.

Es importante resaltar que el autoconsumo colectivo abre la puerta a que los consumidores que no pueden tener un tejado solar, ya sea por razones técnicas o económicas, puedan beneficiarse de las ventajas del autoconsumo. Aquí hablamos de edificios de vecinos que no tengan una superficie sobre la que colocar placas solares, o barrios de bajo poder adquisitivo que puedan estar situados cerca de otros con un poder adquisitivo mayor.

 

Diferencia de opiniones a la hora de definir la proximidad en el autoconsumo colectivo

Cuando hablamos de autoconsumo colectivo, se define que la instalación generadora y el consumidor se encuentran próximos. La Comisión Europea ha dejado que los países miembros regulen este concepto de proximidad y estas son las 2 tendencias principales.

Hay países como Francia y Portugal, que como España, han optado por definir una proximidad geográfica con un criterio de límite de kms a la redonda de la instalación de generación. Tanto en Francia como en Portugal esta distancia es de 2 km para baja tensión, llegando hasta 20 km para zonas de mayor voltaje.

Otros países como Austria e Italia no cuentan con una distancia máxima entre punto de generación y consumidor, si no que es suficiente con que compartan la misma red de baja o media tensión. Esto significa que la instalación de generación y el consumidor pueden estar a decenas de kms de distancia. Las instalaciones en red de baja tensión se benefician de tarifas de red más reducidas que aquellas que se encuentran en media tensión.

En España ya existe el autoconsumo colectivo y la energía obtenida a través de este mecanismo cuenta con reducción de coste de peajes. Sin embargo, sólo es posible compartir excedentes con aquellos consumidores que se encuentren a 500 metros de distancia. Esto resulta insuficiente si pensamos en áreas poco pobladas o el aprovechamiento de edificios públicos locales para participar en autoconsumo compartido con sus ciudadanos.

Hace un par de semanas escuchamos al Portavoz de Transporte decir que el Gobierno planea ampliar el límite de 500 metros para autoconsumo colectivo en comunidades energéticas, aunque no sabemos cuál será el nuevo límite que se baraja. Esto es una gran noticia, ya que se trata de una petición que el sector lleva haciendo desde hace tiempo. Las comunidades energéticas, gracias a su condición de comunidades geográficamente acotadas, son las candidatas perfectas para aprovechar el autoconsumo colectivo y, así, ofrecer descuentos atractivos a los consumidores.

Pero no debemos de olvidar que el autoconsumo colectivo va más allá de las comunidades de energía renovable, ya que facilita la creación de nuevos modelos cooperativos de energía que hacen llegar las ventajas del autoconsumo al mayor número posible de ciudadanos. Cuantas más alternativas tengan los ciudadanos para participar en la transición energética, más fácil será que puedan encontrar aquella iniciativa en la que mejor encajan.

[1] INE: https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=2913#!tabs-tabla

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