En el apagón, «algunas plantas de generación se desconectaron cuando no debían», según la AIE

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La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha recogido en su informe  IEA World Energy Outlook 2025 una caja titulada «Iberian blackout: lessons learned», en la que señala que el apagón fue desencadenado por una rápida secuencia de fallos técnicos. «En los minutos previos al apagón, el sistema eléctrico se volvió inestable, con oscilaciones inusuales en la tensión y los flujos de potencia», afirma.

A esta inestabilidad le siguió un fuerte aumento de la tensión, «ya que los generadores que habían estado absorbiendo potencia reactiva se desconectaron erróneamente por los sistemas de protección, a pesar de que los niveles de tensión aún no habían superado los umbrales definidos por la normativa», señala. A medida que más plantas se desconectaban, la tensión aumentaba aún más, lo que provocó una cascada de apagones adicionales. Cientos de MW de instalaciones distribuidas más pequeñas se desconectaron inesperadamente, lo que dificultó aún más la respuesta de los operadores del sistema. Finalmente, el sistema ibérico se desconectó del resto de Europa y los sistemas automáticos de seguridad no pudieron evitar un colapso total.

Para la Agencia, el incidente «demuestra que la seguridad eléctrica en los sistemas eléctricos modernos depende no solo de la generación, sino también de la calidad del funcionamiento de la red y del comportamiento de todos los activos conectados. Esto pone de relieve la necesidad de contar con normas aplicables que exijan a todos los generadores apoyar el sistema durante las emergencias y desconectarse únicamente si se superan unos umbrales claramente definidos. La preparación sigue siendo esencial».

El rápido restablecimiento del suministro eléctrico en la Península Ibérica fue posible gracias a las sólidas interconexiones con los países vecinos, a los robustos protocolos de emergencia y a la capacidad de arranque autónomo disponible. Es fundamental mantener y reforzar estas capacidades.

Según la AIE, el apagón brinda la oportunidad de revisar algunos elementos comunes de la seguridad y la resiliencia del suministro eléctrico a medida que evolucionan los sistemas eléctricos.

«Si bien los sistemas eléctricos y las estructuras de mercado difieren de un país a otro, el análisis de la AIE ha identificado cuatro pilares fundamentales que son necesarios en todos los casos», explica, y pasa a detallarlos.

En primer lugar, es fundamental contar con una infraestructura de red sólida, que incluya redes robustas e interconexiones regionales, ya que constituye la columna vertebral para un funcionamiento seguro.

En segundo lugar, la flexibilidad del sistema eléctrico es esencial para equilibrar la oferta y la demanda, lo que incluye la respuesta de la demanda, el almacenamiento y el mantenimiento de la generación despachable, así como medidas para garantizar que los mercados valoren adecuadamente estos servicios.

En tercer lugar, se necesitan soluciones técnicas, como condensadores síncronos o baterías equipadas con inversores grid-forming, para apoyar la estabilidad del sistema a medida que evoluciona la combinación de generación.

En cuarto lugar, es crucial adaptar los marcos operativos a medida que se transforman los sistemas eléctricos, actualizando los códigos de red, los requisitos de reserva, los mecanismos de equilibrio y las estructuras reguladoras para mantenerse al día con los nuevos retos y tecnologías.

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