El Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), y el Instituto Técnológico Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (AIDIMME) han culminado el proyecto RECILION, con el que demuestran “que las baterías de litio pueden reciclarse de forma más completa y sostenible que con los métodos convencionales”, según afirman.
Entre las baterías tratadas, se cuentan algunas procedentes de vehículos eléctricos declarados siniestro tras la DANA en la provincia de Valencia, que se han empleado como materia prima real en los ensayos.
Gracias al proyecto, financiado por el IVACE+i, se han recuperado el grafito del ánodo y los metales del cátodo de las baterías, se han transformado en nuevos materiales y se ha validado su uso como componentes de nuevas baterías.
En concreto, el proyecto ha logrado recuperar de manera selectiva el grafito del ánodo eliminando con eficacia el aglutinante, lo que ha permitido obtener un material más puro y de mayor calidad. Además, ha diseñado y construido un reactor versátil basado en procesos electroquímicos selectivos, capaz de extraer los metales del cátodo con eficiencia y control del proceso. Paralelamente, se han establecido protocolos definidos para preparar y aprovechar las soluciones del proceso, de modo que esos metales puedan transformarse y volver a usarse. Con todo ello, se han sintetizado de nuevo materiales catódicos que, junto con el grafito reciclado, se han validado experimentalmente en celdas a nivel de laboratorio con resultados prometedores.
“RECILION demuestra que es posible reciclar la batería casi al completo, no solo los materiales más valiosos. Hemos recuperado grafito de alta calidad y metales que ya hemos usado para crear de nuevo material catódico y comprobar su buen desempeño”, señala Laura Cebrián, investigadora del ITE. Además, subraya que “el nuevo reactor y los protocolos definidos permiten extraer y acondicionar metales de forma flexible, pensando en su reutilización directa en la fabricación de materiales para baterías nuevas”.
Durante 2024 se dieron los pasos clave que hicieron posibles los resultados actuales del proyecto. Se definió cómo recuperar el grafito del electrodo negativo de la batería, buscando el equilibrio entre eficacia, coste e impacto ambiental. Se desarrolló un procedimiento seguro y controlado para el tratamiento de las celdas, que permite su descarga, apertura y separación de las distintas fracciones de manera eficiente. Con ello, se obtuvo grafito recuperado y listo para las pruebas que permitieron validar su uso.
Para la realización de este proyecto, el ITE ha utilizado su planta piloto dedicada al reciclaje, Circular Carbon, y Battery Lab, con el que aborda toda la cadena de valor de las baterías.
RECILION ha contado con el apoyo de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat Valenciana, a través del IVACE, y está cofinanciado por la Unión Europea mediante el Programa FEDER Comunitat Valenciana 2021‑2027.
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