Entre diciembre de 2019 y junio de 2025, España duplicó su capacidad eólica y solar, y añadió más de 40 GW. Como resultado, la generación eólica y solar por sí sola igualó casi la mitad (46 %) de la demanda eléctrica de España en el primer semestre de 2025, frente a menos de un tercio (27 %) en el mismo periodo de 2019.
Esto provocó un descenso más acusado de la energía fósil que en otros países importantes dependientes del gas: en el primer semestre de 2025, la generación fósil solo representó una quinta parte de la demanda eléctrica en España (20 %), muy por debajo de Alemania (41 %), Italia (43 %), Países Bajos (48 %) y Reino Unido (32 %). Agosto de 2025 fue el primer mes en la historia reciente de España en el que no se generó energía a partir del carbón –siendo que en agosto de 2015, el carbón representaba una cuarta parte de la energía de España–. La generación de energía a partir del gas en España ha ido disminuyendo desde 2022, representando el 19 % de la demanda del país en la primera mitad de 2025, frente al 26 % en la primera mitad de 2019.
Por tanto, el crecimiento de la energía eólica y solar en España ha reducido la influencia del gas y el carbón en el precio de la electricidad en un 75 % desde 2019, y hace que nuestro país tengo uno de los precios más bajos de Europa. Así lo recoge un estudio de la consultora británica Ember dado a conocer este jueves, según el cual, en el primer semestre de 2025, los precios mayoristas de la electricidad en España (62 €/MWh) fueron un 32 % más bajos que la media de la UE, siendo que en el primer semestre de 2019 España tenía algunos de los precios de la electricidad más caros de Europa.
Los precios de la electricidad se desacoplaron del gas en España más rápidamente que en otros países. Sin embargo, la mayor dependencia de la energía del gas tras el apagón para estabilizar la red ha resultado costosa y ha duplicado los costes de los servicios de ajuste desde entonces, y representaron el 57 % del precio de la electricidad en mayo de 2025, frente a una media del 14 % en el año anterior al apagón.
Como resultado, los vertidos renovables se han triplicado desde el apagón, pasando del 1,8 % en los dos últimos años al 7,2 % durante mayo-julio de 2025, pues España va a la zaga de sus homólogos europeos en materia de redes y almacenamiento en baterías. Siendo el cuarto mercado eléctrico más grande de Europa, solo cuenta con la decimotercera flota de almacenamiento en baterías, 120 MW, lo que resulta notablemente pequeño si se tiene en cuenta que España es el cuarto mercado eléctrico más grande, con la quinta mayor penetración de energía eólica y solar, y también uno de los sistemas peor interconectados del continente.
Además, España ha tardado en invertir en la capacidad de la red: entre 2019 y 2024, España tuvo el gasto en red más bajo de Europa, invirtiendo 30 céntimos en redes por cada euro en energías renovables, frente a la media europea de 70 céntimos, según Bloomberg. La red peninsular española no cuenta con compensadores síncronos operativos, dispositivos que pueden proporcionar control dinámico de tensión e inercia sin combustibles fósiles.
Sin embargo, las reformas posteriores al apagón pretenden remediar esta situación. Muchos de los servicios de red que proporciona el gas en el sistema eléctrico español pueden ser prestados igualmente por alternativas limpias, como demuestra un reciente estudio. El Gobierno ha aprobado recientemente una enmienda al plan de desarrollo de la red eléctrica española para añadir ocho compensadores síncronos a la red continental, mientras que el plan original no proponía ninguno. El coste adicional de la inversión se estima en 750 millones de euros, lo que supondrá un ahorro anual de 200 millones de euros, lo que indica una alta rentabilidad. Esto debería reducir la dependencia del gas para el control de tensión y la inercia.
La red de almacenamiento de baterías de España también está creciendo, y ahora es la quinta más grande de Europa, con 2600 MW anunciados y 340 MW autorizados. Una vez instaladas, estas baterías contribuirán a limitar las restricciones de las energías renovables y los costes asociados, al almacenar el exceso de energía y aliviar las limitaciones de la red.
La interconexión también está progresando, aunque partiendo de una base muy baja. El Banco Europeo de Inversiones ha respaldado el proyecto de interconexión del Golfo de Vizcaya, después de que los gobiernos de España y Portugal solicitaran más apoyo a la UE, reconociendo el papel fundamental que desempeñan los interconectores en la estabilización de la red. La consultora llama, finalmente, al resto de Europa a “aprender de la experiencia de España”.
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