El próximo cuello de botella es la red eléctrica: análisis de la situación en España

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Históricamente, el sistema eléctrico europeo ha estado dominado por carbón, gas, nuclear e hidroeléctrica, todas fuentes con distintos grados de despachabilidad, pero ninguna considerada intermitente.

Ahora, las ambiciones de transición energética de Europa se enfrentan a varios retos, y uno de los principales es la insuficiente capacidad de la red, afirma la consultora noruega Rystad Energy en un estudio hecho público este miércoles.

La mayor parte de la nueva capacidad que entrará en funcionamiento en Europa en las próximas décadas será solar y eólica –según Rystad, se añadirán hasta 530 GW de energía solar fotovoltaica y eólica terrestre y marina entre 2022 y 2030, más de 66 GW al año de media–, y estos recursos variarán significativamente a lo largo del continente: las zonas meridionales tienen mejores condiciones solares que las septentrionales, mientras que los recursos eólicos son mayores en las regiones septentrionales y orientales del continente, así como en todas las zonas costeras y mar adentro.

Esto significa que el futuro sistema energético europeo podría tener un grado de flujos de electricidad entre países muy superior al actual. “La red eléctrica europea, cada vez más conectada, es una de las primeras a nivel mundial en asumir cantidades sustanciales de energía renovable e intermitente. Mover la energía por el continente para minimizar el uso de combustibles que emiten carbono solo será posible si se mejora la red. No será sencillo, rápido ni barato”, dice Fabian Rønningen, analista principal de mercados energéticos de Rystad Energy.

“No se espera que el crecimiento se ralentice pronto, pero será necesario desarrollar una enorme capacidad de red, tanto para integrar la nueva capacidad de generación en las combinaciones energéticas de los respectivos países como para conectar mejor los países europeos de modo que la electricidad pueda fluir de la manera más óptima”, añade el estudio, y señala que la interconectividad de la red –la capacidad de transmisión tanto interna como transfronteriza– será el nuevo cuello de botella.

 

El reto: conectar los vientos del Norte con el sol del Sur

Los plazos para los nuevos proyectos son muy largos y algunos países de Europa ya están vertiendo energía renovable que podría utilizarse en otros lugares; por ejemplo, Alemania vertió alrededor de 10,2 TWh de energía eólica en 2017, la cifra más alta de todos los países europeos hasta la fecha. En España, se han producido ya también algunos curtailments.

La media anual se sitúa en torno al 5% de la energía renovable variable restringida, lo que pone de manifiesto que los cuellos de botella ya son un problema.

Estudio de caso: España

Red Eléctrica ha elaborado planes detallados de mejora y ampliación de su red de transporte. A finales de esta década, la capacidad de los transformadores podría aumentar más de un 220% con respecto a los niveles de 2022, principalmente en el sur y centro de España.

Pero, ¿y qué pasa con Europa? La última vez que entró en funcionamiento un interconector de alta tensión entre España y Francia fue en 2015. Hay varios proyectos en marcha, el principal, el primer interconector submarino entre España y Francia, un enlace de 400 kilómetros entre Burdeos y el Golfo de Vizcaya, que tiene una capacidad total de transmisión de 2 GW y elevará la capacidad total de interconexión entre ambos países a 5 GW. Se prevé que el proyecto esté terminado en 2027.

España ha sido un importador neto sustancial de electricidad francesa cada año desde 2016, con 12,4 TWh de importaciones netas anuales en su punto máximo en 2017. Este año se producirá un cambio significativo, ya que España será un exportador neto a Francia todos los meses de 2022, excepto febrero, en medio de un gran déficit en la generación nuclear francesa.

Además, España es actualmente uno de los mayores generadores de energía renovable de Europa y cuenta con una impresionante cartera de proyectos de energía renovable, mientras que una proporción sustancial de la electricidad exportada a Francia en lo que va de 2022 ha sido solar y eólica.
A diferencia de España, Francia no tiene previsto aumentar en la misma medida la proporción de fuentes de energía renovables en su mix energético, por lo que la ampliación de las conexiones de alta tensión entre las dos redes eléctricas beneficiará a ambos países y a toda Europa.

“Tanto los responsables políticos como el sector eléctrico deben examinar cuidadosamente si los planes de desarrollo de un país para la nueva capacidad de generación coinciden con sus planes de desarrollo para la capacidad de transmisión tanto interna como transfronteriza. Los plazos de los nuevos proyectos son muy largos y Europa no puede permitirse que los cuellos de botella en la red paralicen sus planes de transición energética, concluye en informe.

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