Formentera se despide del gasoil y cubre su demanda eléctrica con la interconexión y su generación fotovoltaica

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Formentera ha logrado un nuevo paso en su transición energética. Desde la puesta en marcha del nuevo enlace eléctrico submarino con Ibiza, la totalidad de la demanda eléctrica de la isla se cubre con energía procedente del sistema interconectado balear y de fuentes renovables locales. Según los datos de Red Eléctrica, el nuevo enlace permite cubrir el 95,86% de la demanda eléctrica de Formentera, mientras que el 4,14% restante proviene de la generación fotovoltaica local. Esto ha permitido detener definitivamente la central de Es Ca Marí, que funcionaba con gasoil, y eliminar completamente las emisiones de CO₂ asociadas a la producción de energía en la isla.

La infraestructura, que ha supuesto una inversión de 96 millones de euros, representa un hito clave para la seguridad del suministro y la reducción de emisiones, según destacó este lunes el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, durante su visita institucional a la nueva subestación de 132 kV de Formentera.

El nueva enlace completa la red de interconexiones del sistema balear: todas las islas están ahora unidas, como mínimo, por un enlace de alta tensión, y conectadas a la vez con la Península a través de la línea existente Península–Illes Balears. Esta red garantiza una mayor estabilidad del sistema y facilita la integración de mayor energía renovable.

La nueva subestación de Formentera, que recibe el cable submarino, es una instalación compacta e integrada paisajísticamente, de tipo GIS (Gas Isolated Substation), con dos transformadores de 30 MVA y capacidad de transporte de 53 MVA por circuito. El proyecto incluye también 5,2 km de cableado terrestre en Ibiza, 4,8 km en Formentera y 27,1 km de tramo submarino.

La propuesta de nueva Planificación Eléctrica 2030 contempla un segundo enlace eléctrico entre la Península y las Islas Baleares, que reforzará aún más la calidad y seguridad del suministro, especialmente en las Pitiusas. Paralelamente, Redeia construye sistemas de baterías de almacenamiento en Ibiza y Menorca para maximizar el aprovechamiento de las interconexiones submarinas.

Actualmente, el enlace Península–Illes Balears ya permite un ahorro de 100 millones de euros anuales y evita la emisión de 500.000 toneladas de CO₂ cada año. Con las nuevas infraestructuras previstas, se estima que estos beneficios se van a duplicar, con un ahorro adicional de 360 millones y una reducción de emisiones de casi 700.000 toneladas anuales.

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