Se requiere una inversión de 600 mil millones de dólares en redes al año hasta 2030 para la transición energética, según la IEA

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Ya lo dijo Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica, durante el Foro Solar de UNEF hace unos días. En su intervención pidió al Gobierno que se lleve a cabo una reforma de la Ley de Sector eléctrico que permita una mayor agilidad a la hora de desarrollar la red de transporte. “Sin transmisión no hay transición”, dijo.

Ahora lo subraya la Agencia internacional de la energía (IEA, por sus siglas en inglés) en su informe Electricity Grids and Secure Energy Transitions, dado a conocer este martes. “Los esfuerzos para hacer frente al cambio climático y garantizar un suministro fiable de electricidad podrían peligrar si los responsables políticos y las empresas no toman rápidamente medidas para mejorar y ampliar las redes eléctricas mundiales”, afirman los autores, que añaden: “la inversión en redes no sigue el ritmo del rápido crecimiento de tecnologías clave de energías limpias como la solar, la eólica, los coches eléctricos y las bombas de calor”.

Al menos 3.000 GW de proyectos de energía renovable, de los cuales 1.500 GW están en fase avanzada, esperan en las colas de conexión a la red, lo que equivale a cinco veces la cantidad de capacidad solar fotovoltaica y eólica añadida en 2022. En España, la construcción de todos los proyectos solares y eólicos a los que se ha concedido autorización para conectarse a la red triplicaría prácticamente la capacidad instalada actual. “No es de extrañar que se necesite una inversión considerable en infraestructuras de red para dar cabida a muchos de estos nuevos proyectos renovables”, explican desde la Agencia.

Esta estima que, para cumplir los objetivos climáticos nacionales, la inversión en redes debe casi duplicarse de aquí a 2030, hasta superar los 600.000 millones de dólares anuales (unos 570 mil millones de euros), tras más de una década de estancamiento a nivel mundial, haciendo hincapié en la digitalización y modernización de las redes de distribución.

Para alcanzar todos los objetivos nacionales en materia de clima y energía será necesario añadir o sustituir 80 millones de kilómetros de líneas eléctricas de aquí a 2040 -una cantidad equivalente a toda la red mundial existente-, según el estudio.

La Agencia identifica varias acciones estratégicas para evitar los problemas, como ampliar y reforzar las interconexiones de las redes tanto nacionales como internacionales, para que los sistemas eléctricos sean más resistentes y puedan integrar mejor las crecientes cuotas de energía solar y eólica. El informe recomienda que los gobiernos respalden proyectos de transmisión a gran escala para garantizar que las redes estén preparadas, e insta a los promotores y operadores de redes a adoptar la digitalización para que las redes del futuro sean más resistentes y flexibles.

“La necesidad de actuar con decisión es urgente debido a los largos plazos de modernización y ampliación de las redes”, dicen los autores del informe, pues se tarda habitualmente entre 5 y 15 años en planificar, autorizar y completar una nueva infraestructura de red, frente a los 1 a 5 años que se necesitan para nuevos proyectos de energías renovables y menos de 2 años para una nueva infraestructura de recarga de vehículos eléctricos.

 

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