A finales de junio, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) dio a conocer el borrador de actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), abierto a consulta pública hasta el 4 de septiembre.
El Plan prevé para el año 2030 una potencia total instalada en el sector eléctrico de 214 GW, de los que 160 GW son de generación renovable, y 22 GW de almacenamiento tanto diario como semanal y estacional.
pv magazine ha hablado con Luis Marquina, presidente de la Asociación Empresarial de Pilas, Baterías y Almacenamiento (Aepibal), sobre el punto de partida del almacenamiento, los objetivos que propone el nuevo Plan, y de cómo podría afectar al sector un posible cambio de Gobierno.
En almacenamiento, no se han cumplido los objetivos del PNIEC de 2020, pero el presidente de Aepibal ve el lento despliegue como inherente a la implantación de nuevas tecnologías: “Sucede casi siempre lo mismo: los primeros crecimientos son lentos, caros y laboriosos, y, una vez alcanzado un cierto umbral, el crecimiento es exponencial”.
Marquina califica de “muy voluntaristas, seguramente más ambiciosos que realistas” los nuevos objetivos, “aunque preferimos trabajar en este escenario mejor que uno más restrictivo”. Para él, la cantidad de MW que finalmente se instale se supedita a la cantidad de energía solar y eólica que se implante. “Somos como las ruedas del coche: no nos preguntes cuántas ruedas habrá, pregúntanos cuántos coches habrá y podremos dar magnitudes concretas”.
Este Gobierno ha sido muy prolífico en legislación y regulación. La estrategia del almacenamiento de 2021 ya contemplaba disponer de una capacidad total de unos 20 GW en el año 2030, así como el desarrollo de unos retos normativos muy concretos. Marquina afirma que, efectivamente, “se ha hecho mucho y no ha sido suficiente porque el almacenamiento incide en la columna vertebral de la legislación eléctrica, es decir, que una planta de energía eléctrica no gestionable, como son las plantas renovables, pueda ser algo – o mucho- gestionable, tiene un impacto enorme en todo el tejido regulatorio del sistema. Por eso, hay que seguir hasta que el almacenamiento disponga de un régimen regulatorio claro, preciso, seguro jurídicamente y previsible”. Desde Aepibal se destaca que, desde el MITECO, “se ha dado voz a todo el mundo y creemos que el trabajo ha sido impecable en este sentido”.
No obstante, la Asociación se muestra “confundida con ciertas magnitudes que presenta el PNIEC”, que no son objeto de revisión pública”, en concreto, cuatro:
“El crecimiento brutal de la generación renovable, especialmente la solar de un 92%, es inviable sin un incremento muy sustancial de la demanda y un desplazamiento de esta a horas solares. No vemos qué medidas se van a activar para este ajuste generación / demanda. En segundo lugar, no vemos que el hidrógeno pueda representar en 2030 el peso que se le otorga en el PNIEC (11 GW vs. 4 GW del PNIEC anterior), aunque sí creemos que será un agente de primer nivel de cara a 2050. Además, no nos cuadra la capacidad de exportación a Francia, que se mantiene en 8 GW, cuando no se han empezado las obras de la interconexión aún. Por último, si queremos alcanzar los 5,5 millones de VE en 2030 hay que acelerar al máximo las redes de recarga para estar cerca de las 600 mil unidades vendidas año, y no en las 150 mil actuales”.
“En la política, nadie se acuerda de quién inició la construcción de un puente y la gloria se la lleva el último en llegar, aunque solo ponga la última bombilla. Creemos que este MITECO ha hecho un gran trabajo en relación al almacenamiento que dará sus frutos en los próximos dos años”, dice Marquina, que no prevé modificaciones importantes en el sector en caso de que haya un cambio de Gobierno: “no lo prevemos y no es lo que un potencial gobierno del PP nos dice. De hecho, Aepibal organizó el pasado mes de abril, a petición del Partido Popular (PP), una jornada de Almacenamiento en el Congreso de los Diputados que fue todo un éxito. Estamos tranquilos desde ese punto de vista. Otra cosa es que el PP tuviera una excesiva dependencia de otros partidos que en materia de energía están a años luz de donde estamos hoy, y con visiones muy lejanas a las nuestras”, matiza.
Marquina se muestra a favor de propuestas de respaldo basadas en la combinación de gas, nuclear, más bombeo, pues “la seguridad de suministro es un tema crítico, y es inevitable que dichas fuentes se mantengan activas mientras sean necesarias. Otro caso diferente es que haya una promoción de las mismas. Al margen del bombeo, que lo vemos necesario para el almacenamiento estacionario y plenamente complementario con las baterías, por ejemplo, la nueva taxonomía de la UE que convierte en verde el gas nos parece muy discutible y contradictorio”. En resumen, “bombeo, sí; nuclear y gas, solo mientras sean necesarias, ni un minuto más”. Siendo realistas, “las prestaciones de la energía nuclear no las sustituye el almacenamiento de la noche a la mañana. Y no tenemos muy claro que para el 2035 podamos cubrir con almacenamiento el 100% de la energía nuclear. Así que, si estamos en riesgo de suministro, habrá que extender las nucleares, nos guste o no”.
Finalmente, Luis Marquina comparte su receta para que el almacenamiento despegue: “El almacenamiento está en la pista de salida, con los motores encendidos y esperando que la torre de control dé la señal de despegue. Esta señal se llama mecanismo de capacidad, es decir, un pago por disponibilidad, por estar conectado al sistema cuando el sistema lo necesite. Además de este mecanismo, deberían estar habilitados todos los servicios que el almacenamiento pueda prestar al sistema, con especial atención a los mercados locales de flexibilidad. Si le sumas a ambas fuentes de ingresos (capacidad más servicios) el arbitraje, que con las evoluciones de precios parecen ser atractivos, pero no suficientes para hacer rentable el almacenamiento, tendremos un ecosistema cerrado, previsible, cierto y muy atractivo, que crecerá exponencialmente”.
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