La invasión rusa a Ucrania: Un desafío para impulsar las renovables

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De pv magazine 01/23

El riesgo de un incidente nuclear en Ucrania es extremadamente alto. En 2022, Ucrania no sólo se convirtió en el escenario de un nivel de agresión militar en Europa no visto desde la Segunda Guerra Mundial, sino en un campo de pruebas para el uso cínico de instalaciones nucleares como herramienta de intimidación y chantaje. Cuando en abril se conoció la noticia del bombardeo de la central nuclear de Zaporizhzhia, el mundo quedó conmocionado. Nunca antes se había producido un conflicto militar, utilizando todos los tipos de guerra moderna, en un país con múltiples centrales nucleares. El mayor emplazamiento nuclear de Europa, el tercero del mundo -Zaporizhzhia- está directamente en la zona de combate.

Resolver el problema de la seguridad nuclear en Ucrania y, por lo tanto, en Europa, desgraciadamente se encuentra más en la esfera político-militar que en la tecnológica. Rusia sigue destruyendo las infraestructuras críticas de Ucrania. Antes de que comenzara la guerra, el 24 de febrero, los sistemas energéticos ucraniano y ruso se habían sincronizado, por lo que Rusia conoce todos los puntos vulnerables.

A 15 de diciembre, Ucrania ha perdido el 43% de su infraestructura energética, incluidas subestaciones y líneas eléctricas, y el 48% de su capacidad de generación de electricidad. Estas instalaciones se restaurarán parcialmente, pero una parte importante habrá que construirla desde cero. Y esto suponiendo que no haya más ataques con misiles contra ellas por parte de Rusia, lo que es improbable.

Milagro
Es un milagro que Ucrania haya conseguido garantizar la seguridad de sus instalaciones nucleares hasta ahora. Gracias a los incansables esfuerzos de especialistas ucranianos e internacionales, en noviembre se pudo evitar una catástrofe nuclear que habría superado con creces los accidentes nucleares de Chernóbil y Fukushima.

Ucrania explota 15 centrales nucleares con una capacidad de 13,8 GW. Casi todas llevan dos meses en modo de emergencia y la de Zaporizhzhia, de 6 GW, capturada por los rusos en abril y puesta en modo frío, no genera nada.

El 15 de noviembre de 2022, misiles rusos destruyeron una subestación transformadora en la región de Khmelnytskyi y cortaron cuatro líneas eléctricas de 750 kV, provocando que la central nuclear de Khmelnytskyi perdiera el acceso a las redes eléctricas y dependiera de generadores diésel, durante más de 10 horas, para refrigerar los reactores. Si esos sistemas de emergencia hubieran fallado, Europa habría sufrido un grave incidente al fundirse el reactor.

El 23 de noviembre, un ataque con misiles provocó una parada de emergencia de todas las unidades de energía de la central nuclear del sur de Ucrania. Los cohetes rusos derribaron la línea eléctrica de alta tensión a Odesa.

La central nuclear de Rivne perdió la conexión con una línea de transmisión eléctrica de 750 kV, lo que provocó la parada de las unidades VVER-1000 y dejó dos reactores más pequeños con una capacidad combinada de sólo 600 MW. Este desequilibrio provocó la desconexión eléctrica de más del 70% de Ucrania, y el resto sólo recibió electricidad durante unas horas al día.

Es difícil estabilizar el sistema energético durante el conflicto. Sin embargo, es importante señalar que la crítica situación actual es también el resultado de una infraestructura energética centralizada y de la apuesta del Gobierno ucraniano -y de los oligarcas- por la energía nuclear, que ha supuesto el abandono de fuentes de energía alternativas como las renovables. La descentralización del suministro energético y el desarrollo de las energías renovables podrían haber contribuido a evitar la situación actual, pero tales ideas fueron recibidas con escepticismo y desechadas en favor de priorizar el beneficio sobre la estabilidad a largo plazo.

La actual falta de electricidad en Ucrania y la lección que la situación debería servir para los grupos de presión nucleares de todo el mundo pone de relieve la importancia de diversificar las fuentes de energía y considerar las posibles consecuencias de depender únicamente de sistemas centralizados y potencialmente vulnerables.

En la actualidad, la estrategia óptima para Ucrania en el sector energético sería desarrollar una infraestructura descentralizada de plantas de cogeneración que utilicen diversas fuentes de energía, como gas licuado, etanol, gas natural y fuentes de energía renovables. La idea es crear en cada región un clúster energético adaptado a las necesidades y oportunidades locales.

Seguridad energética
Aunque esta estrategia puede provocar un aumento de los precios de la electricidad, proporcionaría estabilidad y seguridad energética. También sugeriría construir centrales eléctricas de gas cerca de los principales gasoductos de Ucrania, ya que son la principal infraestructura de Rusia para suministrar gas natural a Europa. Es poco probable que Rusia esté dispuesta a atacar estas instalaciones e interrumpir su propio suministro de gas, ya que el país depende en gran medida de sus recursos gasísticos.

En el caos de la guerra, sería más beneficioso para Ucrania desarrollar la generación distribuida de fuentes de energía renovables, como la biomasa, la energía eólica y la energía solar con almacenamiento de energía, en lugar de depender de centrales eléctricas centralizadas alimentadas por carbón, gas y petróleo. Esto no sólo haría más difícil para el enemigo destruir un gran número de pequeñas instalaciones de generación de energía, sino que también reduciría la dependencia del país de diversos tipos de combustible. En el futuro, creo, Ucrania pasará de ser un campo de pruebas de nuevas armas a un campo de pruebas de las últimas tecnologías energéticas. Mi previsión es que para 2030 la mitad de la producción eléctrica del país proceda de fuentes renovables.

 

Sobre el autor: Vitaliy Daviy es cofundador y Consejero Delegado de IB Centre, empresa consultora líder en el emergente mercado europeo de las energías renovables. IB Centre organiza importantes ferias y conferencias sobre tecnologías limpias y energía solar en Europa Central y Oriental y Asia Central, con proyectos destacados como CISOLAR y Solar Academy. Como fundador y ex presidente de APEU, la asociación de energías renovables y combustibles alternativos de Ucrania, Daviy ha desempeñado un papel clave en el desarrollo de la industria de las energías renovables en Ucrania.

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