Inauguran en Alemania una instalación fotovoltaica flotante vertical

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La empresa alemana SINN Power GmbH ha puesto en marcha en una gravera de Baviera la planta SKipp, una instalación fotovoltaica flotante con los módulos montados verticalmente, instalados en orientación este-oeste y separados por corredores de agua libre de al menos cuatro metros de ancho.

En un comunicado, la empresa “celebra la inauguración de la primera planta fotovoltaica flotante vertical del mundo”, si bien no es la primera: el fabricante español Stansol ya puso en marcha una planta de estas características en 2019, cuando llevó a cabo el suministro y montaje de la primera planta fotovoltaica flotante del mundo en configuración 1H a 90º con módulos bifaciales, que fue, además, la primera planta fotovoltaica flotante de España conectada a red. Se ubica en el embalse de Sierra Brava, y la promovió Acciona Energía.

La planta de Alemania cuenta con una potencia instalada de 1,87 MW, una producción anual prevista de electricidad de alrededor de 2 GWh y una cobertura de solo el 4,65 % de la superficie del lago. La conexión eléctrica de los 2600 módulos fotovoltaicos se realiza a través de un sistema de cables flotantes con un punto de alimentación central en la orilla. La instalación reducirá previsiblemente hasta un 70 % las necesidades de electricidad de la gravera, según explica la empresa.

Una subestructura en forma de quilla con una profundidad de hasta 1,60 m fija los módulos en posición vertical al sistema de cables y permite movimientos controlados bajo la presión del viento. De este modo se minimizan las cargas mecánicas y se garantiza la estabilidad cuando varían los niveles del agua.

Además, la instalación solo cubre el 4,65 % de la superficie del agua, lo que está muy por debajo del límite máximo del 15 % establecido en la Ley alemana de gestión de recursos hídricos (WHG). Esta baja cobertura permite una densidad de potencia específica excepcionalmente alta, que difícilmente se puede alcanzar con los sistemas fotovoltaicos flotantes clásicos.

Ya en la fase de planificación se tuvo en cuenta una segunda fase de ampliación con 1,7 MW adicionales, que incluso después de su implementación mantendrá una ocupación total inferior al 10 %.

La empresa señala que el diseño de la planta SKipp permite el intercambio de oxígeno y la luz solar en la superficie del agua y, además, favorece la circulación natural de las capas de agua. Las primeras observaciones muestran también que la propia instalación crea un nuevo hábitat: se han avistado aves acuáticas reproductoras en los flotadores del sistema de cables y se acumulan bancos de peces en la zona de los contrapesos en forma de quilla.

Las boyas de medición, que se instalaron antes del inicio de la construcción, muestran que la calidad del agua ha tendido a mejorar desde la puesta en marcha. “Esta evolución indica que la instalación no causa ningún impacto negativo en el ecosistema, sino que incluso puede tener efectos estabilizadores a nivel local”, afirma la empresa.

La tecnología patentada SKipp es adecuada para todas las aguas artificiales con caudal durante todo el año a partir de 1,6 m de profundidad, en particular para graveras y lagos de excavación, lo que permite equipar económicamente con plantas fotovoltaicas incluso las masas de agua más pequeñas.

Además, SKipp Float también se ha desarrollado para su uso marítimo. Ya es apto para aplicaciones en aguas abiertas y cumple los requisitos técnicos para su funcionamiento en condiciones marítimas.

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