¿Qué hemos aprendido en 5 años desde la aprobación del Real Decreto de autoconsumo?

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¿Qué hemos aprendido en 5 años desde la aprobación del Real Decreto 244/2019 de autoconsumo? Esta es la pregunta que nos hace el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) a todos los agentes del sector del autoconsumo, desde empresas instaladoras hasta clientes finales, pasando por administraciones públicas y asociaciones sectoriales, a través de la consulta pública previa que ha abierto este mes, y para la que se ha dado un plazo bastante corto para responder (del 9 al 23 de octubre).

No obstante, los que nos dedicamos a esto hace tiempo que tenemos la carta a los reyes magos más que preparada y por tanto, celebramos enormemente la oportunidad que se nos brinda. Pero antes de entrar en las propuestas, echemos la vista atrás y veamos qué muestran los datos de las instalaciones ejecutadas en estos 5 años.

En 2023 se instalaron en el conjunto de España, según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), 1.706 MW de potencia solar fotovoltaica para autoconsumo, llevando el total de potencia instalada acumulada a 6.955 MW. Desde la aprobación del RD 244/2019 en el año 2019 las cifras en número de instalaciones y en potencia instalada han crecido exponencialmente en todos los sectores, aunque especialmente en el residencial y el industrial. En el caso del sector residencial, la inmensa mayoría de instalaciones se han hecho en modalidad individual y son de potencia hasta 15 kW y, en el sector industrial, la mayoría de las instalaciones se han hecho sin excedentes, es decir, sin capacidad de verter energía a la red eléctrica.

Visto esto, el reto principal para la modificación del Real Decreto de autoconsumo es claro: fomentar el autoconsumo colectivo y en general, las instalaciones con excedentes. Y, quizás os preguntaréis, ¿por qué es importante desarrollar estos puntos? En primer lugar, porque facilitando el vertido a la red y el autoconsumo colectivo se dan incentivos a los particulares, empresas y administraciones públicas a dimensionar sus instalaciones acorde a la superficie de cubierta disponible, en lugar de limitarlo a su consumo energético individual actual. Y, en segundo lugar, para democratizar el acceso al autoconsumo facilitando su adopción a aquellos que no disponen de una cubierta suficiente u óptima para instalar paneles solares.

Pues bien, el recientemente actualizado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé un objetivo de 19 GW de autoconsumo para 2030 y por tanto, el MITECO con esta consulta pública nos pregunta, no solo que hemos aprendido en estos 5 años, sino también, a mi entender, ¿cómo queremos que se ejecuten los 12 GW pendientes de autoconsumo hasta 2030?

Si estamos de acuerdo con las premisas de fomentar el autoconsumo colectivo y, por tanto, de fomentar las instalaciones con excedentes, lo cual sin duda el MITECO comparte, tal y como se desprende del texto de la consulta pública, el primer paso es identificar aquellas barreras puramente administrativas, es decir, que no son técnicas o tecnológicas, y eliminarlas de inmediato. Para estas, no hay excusa posible. Dentro de esta categoría entrarían, entre otras, 4 medidas:

1)        El desarrollo de la figura del gestor del autoconsumo colectivo. El gestor de autoconsumo es la figura que debe asumir la representación de los consumidores en los trámites relacionados con el autoconsumo colectivo ante las compañías distribuidoras y comercializadoras y además, debe tener acceso a los datos de generación de la instalación para poder llevar a cabo una buena gestión de la misma. La figura del gestor del autoconsumo ha sido desarrollada por el IDAE en su guía de autoconsumo colectivo, actualizada a julio de 2024, pero no existe a día de hoy en la normativa.

2)        Mayor frecuencia de modificación de los coeficientes de reparto. La regulación actual únicamente permite modificar el contrato de autoconsumo colectivo, incluidos los coeficientes de reparto de la generación entre los consumidores, cada 4 meses. Este límite debería reducirse hasta al menos, a un mes, para facilitar el máximo aprovechamiento de la generación entre los miembros del autoconsumo colectivo, adaptándose lo mejor posible a las necesidades reales de los consumidores asociados.

3)        Ampliar la distancia máxima para autoconsumo colectivo de los 500 metros actuales (2.000 metros para instalaciones sobre cubierta o en suelo industrial) a 5 kilómetros. En Portugal ya pueden compartir hasta 20 km en muy alta tensión.

4)        Extender la exención de acceso y conexión a todas las instalaciones que inyecten hasta 15 kW a la red, en lugar de tomar la potencia instalada, siguiendo la lógica de considerar la capacidad de acceso, y no la potencia instalada, de la recientemente publicada Circular 1/2024 de demanda.

Pues bien, como se ha dicho, no se trata sólo de implementar aprendizajes, sino de dibujar un marco de referencia para alcanzar los 19 GW de 2030 bajo un modelo distribuido, colectivo y, flexible. No nos podemos olvidar de la flexibilidad (la figura del agregador independiente se regulará en los próximos meses, previsiblemente) y del rol de las baterías en todo este camino, las necesitaremos para dar flexibilidad a la red y aprovechar la generación en horas no solares. En esta línea, propondría 2 medidas más.

La primera, la posibilidad de compartir solo excedentes, en lugar de toda la generación. Actualmente el autoconsumo compartido está planteado como una instalación de generación de propiedad común que comparte el 100% de su generación con los asociados. Sin embargo, la realidad es que muchos de los proyectos están basados en un esquema en que el hay un autoconsumidor principal propietario de la instalación que pretende autoconsumir esta energía y compartir sólo los excedentes con los próximos. Este esquema se podría desarrollar, además, sin necesidad de instalar un contador adicional de generación, puesto que el contador de consumo existente sería suficiente para realizar la medición y el reparto.

La segunda, desarrollar un marco para baterías distribuidas, posibilitando almacenamientos distribuidos que pudieran compartirse, de modo análogo al autoconsumo compartido asociado a una generación. El almacenamiento va a jugar un papel clave en la transición energética, y será especialmente importante en las horas centrales del día para absorber todos los excedentes renovables, de tal modo que se evite el vertido de energía primaria y unas condiciones de precios de mercado que desincentiven la inversión renovable. Por ello, el marco regulatorio debería establecerse contemplando la posibilidad de disponer de almacenamientos distribuidos (por ejemplo, en un edificio) que compartan en horas punta la energía almacenada entre varios consumidores, a través de unos coeficientes, de manera análoga a como ocurre actualmente con el autoconsumo compartido.

En la lista podríamos incluir muchos puntos más, que de bien seguro aparecen en las alegaciones presentadas por los diferentes agentes. Por ejemplo, la ampliación el límite de potencia para beneficiarse de la compensación simplificada, los coeficientes dinámicos ex post, es decir, realizar el reparto una vez se conoce el balance de la energía generada y consumida, para maximizar la energía autoconsumida entre los participantes y así pagar peajes únicamente por la energía realmente consumida de red, la exención del Impuesto Especial de la Electricidad a la energía autoconsumida en cualquier modalidad de autoconsumo, independientemente del titular y propietario de las instalaciones, o una regulación para la tecnología vehicle to grid (V2G) para aprovechar las baterías de los vehículos eléctricos, entre muchas otras.

Mi conclusión para el MITECO en esta carta de deseos para un autoconsumo mejor es que haga una apuesta valiente y decidida que vaya más allá de eliminar barreras administrativas, y suponga una verdadera revolución que permita dotar a nuestras empresas de herramientas de competitividad y de incentivos a que electrifiquen todos los consumos energéticos posibles en sus procesos productivos. Porque no olvidemos la foto macro, el reto que tenemos delante es descarbonizar la economía por completo y para ello, tenemos que hacer llegar la energía renovable a los sectores que siguen quemando combustibles fósiles. Pero estamos de suerte, porque recurso solar no nos va a faltar y confiamos que regulación, tampoco.

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