El reto de llegar a todos los tejados de España

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El autoconsumo ha entrado en una fase de madurez en España. Tras unos años de crecimiento constante, nos ubicamos por fin en niveles de instalación similares a los de los países de nuestro entorno. Dos han sido las palancas que han impulsado esta evolución tan favorable desde la aprobación del Real Decreto 244/2019 de autoconsumo.

Primero lo fueron los sectores industrial y comercial, atraídos por los bajos precios de los paneles y de los tipos de interés, que permitían financiar las instalaciones a un bajo coste. Más tarde se incorporó el sector residencial, tras la guerra de Ucrania, reaccionando a los altos precios de la energía y aupado por las ayudas del Plan de recuperación.

¿Y ahora en qué punto estamos? En 2023, con la mitigación de los precios de la electricidad, ha decaído el interés de los consumidores residenciales y, aunque el sector industrial se ha mantenido, por primera vez se instala menos potencia de autoconsumo que el año anterior. Según datos de la asociación nacional fotovoltaica (UNEF), en 2023 se han instalado 1.706 MW, un 32% menos que el año anterior, con 372 MW en el sector residencial (un -54% respecto a 2022), 1.020 MW industriales (-13% menos), 291 MW comerciales (-42%) y 23 MW aislados (-8%).

Aunque desciende la potencia instalada, seguimos en un ritmo de instalación suficiente para cumplir el PNIEC. Prácticamente uno de cada tres paneles instalados en España el año pasado se puso en un tejado y ya hemos alcanzado unos 7 GW de potencia instalada de autoconsumo acumulados.

Si bien hemos avanzado a un gran ritmo, tenemos grandes objetivos que cumplir en poco tiempo. La revisión del PNIEC elevó a 19 GW el objetivo de autoconsumo a 2030 sobre los 9-14 GW que estimaba la Hoja de ruta publicada por el MITECO solo un año y medio antes. El presidente del gobierno lo remarcó en su discurso de investidura: España triplicará la potencia instalada de autoconsumo. Tenemos que seguir instalando a este ritmo para poder cumplir.

Ahí está el gran reto de los próximos años: seguir generando las condiciones desde la regulación para que alcancemos nuestro potencial. Y es que, aunque vamos bien, aún estamos lejos de los mejores: Alemania desplegó este año 1 millón de instalaciones y tiene ya 3,7 millones que suponen el 12% del consumo eléctrico. En términos de potencia, instalaron 14 GW en 2023, 7 veces lo que España. En nuestro país, con mucho más recurso solar que nuestros vecinos del norte de Europa, todavía quedan demasiados tejados sin paneles.

 

Autoconsumo residencial: Dar más opciones a los ciudadanos

La caída del autoconsumo residencial en 2023 ha puesto de manifiesto los límites que tiene el régimen económico del RD 244/2019 para este tipo de consumidor. Al no coincidir el perfil de consumo con el de generación, se generan excedentes que reducen el ahorro para el consumidor y disminuyen el interés. Estos excedentes, en realidad, los están consumiendo los consumidores ubicados en las cercanías, pero la dificultad para compartir energía impide hacerlo mediante un acuerdo.

Las ayudas del Plan de recuperación están llegando a su fin, aunque queda la importante tarea pendiente de gestionar y pagar estas ayudas. Tras ello, debemos transicionar a un modelo basado en incentivos fiscales y facilitar la financiación.

Aunque las instalaciones ya son rentables, estas estrategias han demostrado un buen nivel de dinamización del mercado. Además de las deducciones al IBI existentes en muchos ayuntamientos, deberíamos valorar el mantener la deducción del IRPF que ha formado parte de la respuesta a la crisis energética o reducir el IVA de los paneles, como permiten las directivas europeas.

Al margen de encontrar la mejor forma de incentivar la inversión de los consumidores, lo que está claro es que el modelo puede dar un paso adelante hacia el empoderamiento del consumidor. Un consumidor que tiene el autoconsumo como una medida de ahorro, es un consumidor pasivo no activo como el que reclaman las directivas europeas. Por ejemplo, el almacenamiento solo está contemplado en el RD 244/2019 como acompañamiento de una instalación de generación, pero no está regulado una batería detrás del contador.

Para avanzar en el despliegue del almacenamiento distribuido y para incentivar el uso de vehículos eléctricos, el consumidor debe poder rentabilizar estos activos obteniendo ingresos en su factura. Si no avanzamos en este sentido, estamos perdiendo herramientas que pueden ser de gran utilidad para el sistema eléctrico otorgándole flexibilidad para integrar la energía renovable.

 

Autoconsumo colectivo: la gran asignatura pendiente

En un país en el que el 67% de la población vive en bloques de viviendas, con lo compleja que es la tramitación del autoconsumo colectivo, estamos dejando fuera a demasiada gente. Menos de un 1% de las instalaciones son colectivas, lo que elimina, de facto, un subsector que debería ser clave. Además, pronto será una obligación. La recientemente aprobada Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) obliga a los estados miembros a establecer una fecha límite para garantizar la instalación de paneles solares en los edificios europeos. Para el caso de nuevos edificios residenciales, esta fecha es el 31de diciembre de 2029.

La reforma del mercado eléctrico europeo aborda explícitamente el derecho al uso compartido de la energía, y otorga a los ciudadanos la capacidad de usar, compartir y almacenar la energía autogenerada a la vez que obliga a los estados miembros a establecer los mecanismos necesarios. Figuras como el gestor de autoconsumo o los coeficientes dinámicos son soluciones que tendrían que formar parte ya de la regulación.

Europa nos está marcando el camino y no debemos quedarnos atrás. Yendo más allá, el siguiente paso debe ser avanzar también en el almacenamiento compartido. Los esquemas de compartición de energía no tienen por qué limitarse a la generación.

Con almacenamiento distribuido vinculado a varios consumidores, se aumentaría la integración renovable y se reduciría la inversión en redes.

También las comunidades energéticas son una figura que está por debajo de su potencial. No hay un marco facilitador claro y su evolución está muy ligada a los programas de ayudas del Plan de recuperación. Podrían ser una gran herramienta en el reparto de beneficios del despliegue renovable si se facilitara la obtención de la licencia social de las instalaciones grandes en suelo.

 

La evolución del marco normativo de la distribución eléctrica

Por último, para no generar un obstáculo a la introducción de las distintas facetas de la generación distribuida, es necesario alinear al principal actor que observará esta transformación: la red de distribución. El régimen económico de la distribución debe incorporar incentivos y penalizaciones a la tramitación del autoconsumo y otras tecnologías distribuidas. También se debe redefinir la manera en la que se diseñan los planes de inversión en redes, para asegurar que se destinan los recursos necesarios para el despliegue de recursos distribuidos conforme a los objetivos nacionales.

En conclusión, la evolución del autoconsumo en España en los últimos años es una historia de éxito. Vamos por buen camino y tenemos grandes objetivos. Para asegurar que los cumplimos, debemos adaptar el marco regulatorio con ambición. Es necesario innovar desde la normativa para superar las barreras y avanzar hacia un modelo distribuido.

Alba Fernández Rivera es Directora de asuntos regulatorios en Holaluz y Vicepresidenta de la asociación nacional fotovoltaica (UNEF)

Este artículo forma parte de la edición especial de pv magazine para Genera 2024.

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