Avanza el prototipo de desalinización con solar para Culatra, que aspira a eliminar el diésel de toda la isla

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“SMILO, Islas Sostenibles” lanzó una convocatoria internacional de propuestas innovadoras para la sostenibilidad en islas pequeñas, con menos de 150 km2, que no están conectadas por puentes, habitadas o no, y en zonas protegidas.

El proyecto “Culatra2030 – Desalación de agua no intrusiva”, coordinado por Cláudia Sequeira, André Pacheco, Manuela Moreira da Silva y Ewan Rochard, investigadores del Centro de Investigación Marina y Ambiental (CIMA) de la Universidad del Algarve, ganó el pasado mes de mayo el concurso “SMILO – Zenon Islands fund call”.

En colaboración con la Asociación de Residentes de la Isla de Culatra, propuso el desarrollo de un prototipo de desalinización no intrusiva, es decir, desalar agua de mar para producir agua dulce no potable utilizando el excedente de producción fotovoltaica”, explica Cláudia Sequeira.

La investigadora del CIMA y profesora del Instituto Superior de Engenharia cree que “la gran ventaja será estudiar nuevas soluciones modulares de fácil implantación, bajo coste, que no requieran filtros, membranas o productos químicos, y que tengan un bajo mantenimiento”. Uno de los objetivos de este proyecto, añade, “será poder utilizar la energía sobrante producida en la isla, e integrarla en el nuevo sistema de desalinización, lo que permitirá aumentar el rendimiento de la producción de agua dulce y reducir los costes de transporte de agua a la isla y, en consecuencia, la reducción de la huella de carbono”.

Sequeira enumera, entre los impactos obtenidos, “la reducción del consumo de energía para el transporte de agua, el aumento de la disponibilidad de agua para el riego de las zonas verdes de la isla, el lavado de los espacios comunes, la producción de hielo para el pescado y la producción de sal, así como la mejora de la eficiencia en el uso del agua”.

La planta de desalinización, que utiliza tecnología térmica alimentada por energía solar fotovoltaica, se utilizará en combinación con el agua de lluvia recogida en los tejados del edificio para el consumo no potable, lo que también reducirá los costes energéticos de la importación de agua a la isla. “Aunque tiene un rendimiento mucho menor que la ósmosis inversa, es un proceso regular y realizado con recursos endógenos para la cristalización de la sal. El agua puede utilizarse para lavar alimentos, regar huertos comunitarios, crear biodiversidad, en lo que sea posible”, explica la científica.

Además, se han instalado reductores de caudal en los grifos de la Escuela Primaria y el Centro Social, y también se están renovando los canalones y cisternas de agua de lluvia. “En realidad, se trata de recuperar un poco la autosuficiencia de las casas tradicionales del Algarve”, concluye.

 

Primeros pasos

El proyecto se acompaña de acciones de compostaje de cáscara de crustáceos, creación de huertos comunitarios, reactivación del almacenamiento de agua de lluvia en cisternas y producción de energía fotovoltaica. “Todo lo que contribuya a la inserción del Hombre en el medio ambiente de forma sostenible y equilibrada”, explican desde la Universidad. El premio está dotado con 15.000 euros.

En julio se ha inaugurado una instalación fotovoltaica que cubre el paseo principal, junto a la iglesia. La capacidad instalada es de 60 kWp y Rolear se ha encargado de su construcción. También se ha puesto en marcha un barco solar, construido por la empresa de Olhão Sunconcept y una estación de carga en el puerto.

Además, se ha asegurado la financiación de otros 30 kWp a través de un parque solar de 22 kWp, que se instalará en el Clube União Culatrense y en la Escuela Primaria, como parte de una solicitud del programa de Barrios Saludables, y los 8 kWp restantes, que se instalarán en el Centro Social Nossa Senhora dos Navegantes, a través del Presupuesto Participativo de la Unión de Parroquias de Faro.

Se está trabajando para que todos los tejados pueden acoger una instalación de autoconsumo y compartir los excedentes, pero actualmente está habiendo problemas con las viviendas que son segundas residencias y que, en principio, no podrían acogerse a las subvenciones.

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