“España es especialista en autodestruirse, pero podemos hacerlo muy bien”

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¿Alguna vez han ido al cine y la película les ha hecho volver a casa con una sonrisa y pensando que el mundo es un lugar mejor? Pues esa misma sensación hemos tenido después de hablar largo y tendido con Javier Bustos, director general de la manchega GFM, con sede en Villacañas. Empezamos por el principio, la creación de la empresa.

“Francisco [Comendador] y Vicente [Maqueda] son dos amigos de Villa de Don Fadrique, en Castilla-La Mancha que, viendo los molinos de Campo de Criptana, empezaron a pensar si en La Mancha había cabida para la eólica. Como los dos son emprendedores, les gusta apostar, arriesgar e innovar, empezaron a indagar. Recabaron datos, se informaron, leyeron y, tras pasar por el IDAE [Instituto para la Diversificación y ahorro de la Energía] con el proyecto más o menos fraguado, constataron que todos los emplazamientos en España con cotas superiores a 900 estaban ya reservados, sobre todo por grandes empresas. Pero no se desalentaron: en La Mancha hay muchos cerros por debajo de esa altura, así que fundaron GEA, Generaciones eléctricas alternativas, en el año 2000”.

Molinos de Campo de Criptana / Pixabay

Se centran en la promoción, pero como son muy inquietos, empiezan a fabricar torres de medición propias, de hasta 60 metros. Una vez instaladas unas 30-35 torres, empiezan a medir datos. Todo va bien: se encargan de hacer promoción y de diseñar e instalar torres para terceros. En 2003, tres años después de su creación, suman 135 MW de promoción eólica. Pero se topan con el problema de la financiación y no consiguen construir nada. Se ven obligados a vender y se desprenden de 35 MW que les dan para salir adelante pero ya no con la eólica, sino con la fotovoltaica.

Así que en 2004 constituyen GFM, generación fotovoltaica de La Mancha, donde construyen parques más pequeños, de 1-4 MW. GFM se encarga de la ingeniería y promoción, en la que tenía mucha experiencia, y también de la construcción de los parques, la venta a clientes y el mantenimiento posterior. “Llegamos a 2008 con 10 MW de parques construidos y 45 MW que se quedan sin construir cuando el 30 de septiembre se acaba la solar en España” [en referencia al RD 1578/2008 de retribución fotovoltaica, que entró ese día en aplicación].

“Fue una faena. Estaba todo en marcha: alquiler de los terrenos, autorizaciones, la ingeniería, los proyectos… Piensa que en 2008 construíamos a 100 kW por día. Teníamos más de 100 trabajadores y una facturación muy elevada, ycerramos 2009 con una facturación ridícula”.

Bueno, al menos no fue la quiebra. “Sí, pero, ¿cómo negocias con Hacienda todo lo que le tienes que pagar? Se mantuvo a gran parte delos empleados contratados esperando un cambio, pero cuando vieron que tras tres años todo seguía igual, se quedaron solo cinco personas que empezaron a reinventarse. En ese año, 2011, empiezo yo, me gustan los retos”.

Vicente Maqueda y Francisco Comendador, socios fundadores de GFM, con una imagen de Suninbox en Etiopía / foto: GFM.

España es uno de los países de Europa con mayor recurso solar, en algún momento cambiarán las tornas. ¿O no? “Cuando yo entro, intentamos reorientarnos, les digo que hay que hacer algo, no podemos quedarnos aquí esperando a que el Gobierno cambie de parecer. Soy ingeniero industrial y siempre he estado desarrollando productos, buscando nuevos países… y les propuse salir al mercado internacional.  Ellos me respondieron: ‘Javi, siéntate, que tienes que entender primero cómo funciona la promoción, como se construye un parque solar, cómo se vende la electricidad y quién te paga’. Lo que yo pensaba no era tan sencillo, en Italia murieron muchas empresas por impagos, en Chile se quedaron muchísimos proyectos sin construir… y las empresas pequeñas tenemos solo un cartucho, así que cambiamos de estrategia”.

Contábamos con 10-11 MW de mantenimiento , clientes, venta de electricidad… “pero ahí ya empezamos a pensar en el autoconsumo, en 2011, y en riegos y sistemas aislados”. Se propusieron trasladar los riegos con bombeo que se usan en África a los minifundios de La Mancha.

“No fue fácil. Empezamos peleándonos con los agricultores para que entendieran las ventajas. Había que concienciarlos de que tendrían riego durante todo el año, y sin robos, porque en La Mancha era muy frecuente el robo de los generadores. Pero, cambiarles el concepto era complicado. Al agricultor no le van los riesgos. Pero mira, lo conseguimos. Hemos formado parte de esa educación para que el campo se beneficie de la solar y ahora, en La Mancha, hemos contribuido a esa revolución solar agrícola”.

Se propusieron también extender el autoconsumo industrial. “Empezamos a hacer pruebas con relés de inversor de potencia para cumplir con la ley, pero faltaba la concienciación, había miedo. Nadie quería invertir en algo que estaba criminalizado, a día de hoy queda gente que piensa que vas a la cárcel si pones placas. Y para el sector residencial era aún caro”.

Ahora que ya no es caro, Bustos se sorprende que no haya cola para solicitar información. Pero será una cuestión de tiempo: al igual que sucedió con el riego, en cuanto la gente vea que funciona, se extenderá como la pólvora. “Y se beneficiarán todos, los clientes y la gente de a pie. El instalador dentro de poco será el electricista. Va a dar trabajo a mucha gente, se puede crear un tejido social sólido que beneficie a todos”.

Y llegó la internacionalización. “Retomamos el tema gracias a la ONG Rescate, que conocimos en una ponencia que dimos en la Universidad Carlos III, en Madrid. Nos hablaron de nómadas y refugiados somalíes cerca de Jijiga que se morían de sed. Buscan pozos con agua, y cuando se agotan tiene que buscar otro. Necesitaban un sistema de energía capaz de hibridar la bomba que tenían, que les diera electricidad y que fuese portátil. Así que dijimos, ‘vamos a remangarnos’, y creamos un contendor portátil que presentamos a la AECID [Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo] como proyecto de innovación y se nos concedió. Esto fue hace 5 años, y no hemos dejado de hacer este tipo de proyectos: portátiles de energía: un contenedor, un tráiler con remolque o un trolley pequeñito con menos potencia.

Además, hicimos sistemas híbridos aislados para granjas pensando en las minigrids y en hibridar grupos diésel. Desarrollamos sistemas con BUS-AC y BUS-DC, productos con baterías, con inversores de red…. Pensando en ir África y Latinoamérica.

La solución portátil Julia, de GFM, instalada en Etiopía / foto: GFM.

Conseguimos un proyecto más del CDTi [Centro para el desarrollo tecnológico industrial] y también un programa Horizon 2020 para desarrollar un SME Instrument con la empresa Solarbox.  La concesión de un proyecto europeo fue el espaldarazo definitivo para promover nuestro sistema plug & play, listo para funcionar , que incluye las placas solares y un seguidor dentro de un contendor con toda la electrónica de potencia, baterías, protecciones, seguridad… Estamos muy orgullosos de nuestro SUNINBOX.”

Nos cuenta Javier Bustos que su producto se encuentra en Etiopía y Chile, y se está promoviendo en muchos más países como Nigeria, Marruecos, Singapur, Senegal, Sudáfrica,“y seguro que me dejo algún país”.

Lo que más me sorprende es el número de empleados: 25 personas en plantilla. “No nos aburrimos”, sonríe. “Estamos ahora desarrollando un contenedor para UNGSC [United Nations Global Service Centre], el último proyecto que hemos ganado. Además, estamos pensando en retomar esas plantas que se quedaron sin construir hace 11 años y desarrollarlas con vistas al pool. Nosotros estamos convencidos de que el impuesto del 7% a la generación salió para frenar el pool. Teníamos una planta de 8 MW que íbamos a construir en 2012 o 2013, entonces el pool ya salía, cuando se aprobó el impuesto. Ahora, con la bajada de precio de los materiales, cuadra de nuevo”.

Preguntamos a Javier si cree que este camino se mantendrá o se podría dar marcha atrás. “Siempre puede cambiar, aunque no te lo imagines. No es imposible, yo lo he visto, y no podemos olvidar que España es especialista en autodestruirse. Otra cosa es que el autoconsumo residencial se pueda parar, y yo creo que no. Se podrán modificar regulaciones, compensar o no, pero nunca suprimirlo. Además, se suma el coche eléctrico. La genta instalará autoconsumo para el coche”.

Sus planes de futuro tienen tres vertientes: “En primer lugar, consolidar todo lo que hemos desarrollado estos años. También queremos ampliar nuestra presencia internacional para tener cada vez más socios locales y distribución en cada país. Y, por supuesto, seguir innovando en ingeniería y proyectos. De hecho, tenemos un último desarrollo que hemos realizado con un Plan Adelante de Castilla-La Mancha, el Proyecto Hybricon: hemos hecho híbrido un coche normal. El vehículo incorpora 12 kWh en baterías, un inversor fotovoltaico, un motor eléctrico de 8 kW. Puede recorrer solo en eléctrico hasta 60-70 km a 90 km/h. También puedes usar el vehículo como un sistema fotovoltaico y conectarle paneles. La energía acumulada en las baterías la puedes usar para suministrar electricidad en tu casa, verter la energía sobrante a la red y cargar el vehículo en casa. También podremos recargar las baterías con el motor de combustión.

Siempre tenemos algún proyecto de innovación en la cabeza para desarrollar nuevas ideas”.

Hare, tras la instalación del sistema Julia de GFM / foto: GFM.

Creemos que Javier diría que la innovación es la característica más importante de la empresa, pero nos equivocamos. “No, no, no. Es el aspecto social. La empresa siempre ha sido muy social desde el principio, damos charlas en colegios, queremos que los agricultores conozcan lo que pueden hacer…  Nos hemos propuesto luchar contra la pobreza energética, y así se refleja en nuestra responsabilidad social corporativa. Nos acercamos a gente en riesgo y le explicamos a leer la factura de la luz, a ahorrar energía… Colaboramos con ONG y fundaciones, también en África y LatAm, y apostamos por la electrificación rural, por ejemplo, hemos creado un carro solar para el proyecto Ayllú Solar en Chile, en los Andes. Esos proyectos nos encantan. Entonces es cuando tu trabajo como ingeniero, técnico o desarrollador adquiere de verdad valor y te hace ir a casa con mejor sabor de boca. Lo que hemos conseguido vale mucho, y nos hace ser un poquito más felices. En Etiopía hay gente con una vara pegando a niños, mujeres y todo el que se acerque a beber agua, gente que se muere de sed y acude al ruido del generador. Ahora, con la solar, el agua se bombea continuamente y hay para todos aunque no haya gasolina. Hay tranquilidad. Ese es también el valor de la solar, y no tiene nada que ver con la solar de las grandes empresas. Yo animo a mucha gente a que vea lo que consigues con un proyecto así.”

No tienen prisa ni especiales ambiciones. Creen que el bombeo y el autoconsumo se regularán por sí solos “cuando la gente vea que funciona”. Y las grandes plantas, también: “Si nos viene el coche eléctrico y queremos cerrar nucleares, ¡necesitamos energía por todos lados! Pero no hay problema, tenemos sitio para hacerlo y sabemos hacerlo. De hecho, podríamos y deberíamos haber sido el mercado número uno, no tiene sentido que pasara lo que pasó. Pero perdimos la oportunidad. La solar se abandonó y se murió. Esperamos ser capaces de hacerlo bien esta vez. Eso sí, con cabeza: hay que abogar por el crecimiento sostenido”. Precisamente eso es lo único que Bustos dice que copiaría de otros países europeos donde la solar lleva funcionando muchos más años, “la estrategia de crecimiento sostenido, mirar hacia delante y pensar en el futuro. Pero de España, me quedo con todo lo demás”.

Javier Bustos, director general de GFM / foto: GFM.

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