Bajo nuestra opinión, los concursos de demanda no parece que vayan a conseguir su objetivo de priorizar la conexión de los mejores proyectos en términos ambientales y socioeconómicos ya que se han diseñado como una competición de velocidad en la que se pretende que ganen los maratonianos.
La capacidad disponible en la red eléctrica se ha convertido en un bien escaso. Tras un espectacular desarrollo de proyectos de generación renovable que ha hecho que el precio de la electricidad caiga, incluso por debajo de su coste de producción, el conocido LCOE, llega el momento a los proyectos basados en el consumo de esa energía barata. Pero esta escasez de acceso a la red se está convirtiendo en un quebradero de cabeza.
Hay que recordar que la obtención de un acceso a la red, conseguir un enchufe, es el único trámite competitivo en todo el desarrollo de un proyecto energético. Hasta ahora, el más rápido que solicita es el que se lo lleva, pero esto, puede que haya cambiado con la llegada de los concursos de demanda.
Los proyectos de consumo liderados por desarrolladores renovables, que dan el salto a estas tecnologías, parten con una gran ventaja: Están muy acostumbrados a competir en este juego, son los reyes del esprint, han depurado sus procedimientos internos hasta tal punto que son capaces de constituir garantías millonarias en unas pocas horas sin necesidad de pasar por comités u otros órganos y compliances internos.
Otro tipo de desarrollos, como los industriales o los centros de procesamiento de datos, no pueden competir en estas carreras de velocidad, son corredores de fondo, maratonianos. Pero no sólo por su estructura de toma y ejecución de decisiones, sino porque sus proyectos son más difíciles de armar, su “business case” requiere de más actores, es más complejo. Un proyecto de almacenamiento, de modo simplificado, no requiere más que de una conexión, un terreno, proveedores de equipos, las limitaciones normativas y el mercado. Por contra un proyecto industrial, por ejemplo, requiere de todo lo anterior, pero además, de accesos a la red de carreteras, otros suministros como agua o gas, un mercado laboral que cubra las necesidades, proveedores de materias primas, industrias auxiliares, etc …
La capacidad disponible de la red es menor que el apetito de desarrollo de proyectos, por lo que no habrá para todos. El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Democrático (MITECO) a través de Red Eléctrica, el Operador del Sistema Eléctrico, están estableciendo mecanismos que, a priori, permitan elegir qué proyectos deben tener prioridad en caso de competencia por un acceso a la red.
Hubiera sido deseable ver un mayor esfuerzo en mejorar la red para no tener que llegar al punto de tener que priorizar, otros países lo han hecho. Esperemos que, en términos de país, no tenga un gran coste de pérdida de oportunidad.
Los concursos de demanda son los mecanismos que ha creado el MITECO para la priorización de proyectos. Estos concursos se dividen en dos fases, una previa que es el procedimiento para la activación del concurso y luego el concurso propiamente dicho.
La primera fase, por decirlo de alguna manera, es de clasificación: Las primeras solicitudes activarán el concurso y todos los que cumplan ciertos requisitos podrán sumarse a él. Este procedimiento es claro y reglado por el Real Decreto 1183/2020. Todos los criterios establecidos son totalmente objetivos y claros.
La segunda fase es el concurso. Los mejores proyectos, según los criterios que se publiquen en unos meses, serán los que accedan a la capacidad disponible en cada nudo hasta agotarla. Es en esta fase donde entrarán los mecanismos que prioricen unos proyectos frente a otros. Se espera que primen criterios ambientales y socioeconómicos como la creación de empleo, frente a otros estratégicos como, por ejemplo, la independencia o el control de las tecnologías de computación o de la industria del dato.
Pero la clave, bajo nuestra opinión, está en la fase de clasificación, ya que de poco servirá establecer criterios muy elevados para la calificación en el concurso si han quedado fuera los proyectos que se pretenden apoyar.
La activación de un concurso y la entrada de solicitudes en él es, de nuevo, una carrera al esprint, en la que sólo tienen cabida los velocistas. Los maratonianos y fondistas no pueden competir. Vamos a explicarlo mejor.
Además del gran apetito de desarrollo de proyectos de demanda que existe, se suma una necesidad: Los activos de generación renovable que no tengan una cobertura de precios necesitarán, o bien, incorporar sistemas de almacenamiento energético o consumos, como CPD, que permitan mejorar el precio capturado por la energía entregada al sistema, o emplearla en una actividad que mejore los resultados económicos. Son las conocidas como hibridaciones. Pero a esta necesidad vital, se añade una dificultad, según las preguntas frecuentes sobre acceso y conexión respondidas por el MITECO en cuanto al Real Decreto-ley 8/2023, en una posición de red de transporte considerada como de generación podría ser susceptible de concurso de demanda, pero los consumidores solo podrían acudir a este asociados en autoconsumo con los productores que ya tengan conexión en esta posición y solo uno de ellos podría ser el adjudicatario.
Y es que esto parece sacado de Los Juegos del Hambre. Los activos renovables de tamaño medio y grande se conectan a posiciones de generación de la red de transporte que comparten con otros similares. Todos necesitan hibridar con demanda para garantizar su rentabilidad, pero sólo uno conseguirá esta demanda. Así que todo aquel que tiene un proyecto de generación sin cobertura económica está obligado a solicitar demanda y, cómo sólo puede ganar uno de todos sus vecinos, se debe hacer cuánto antes sin importar el estado del activo, pudiendo estar en tramitación, construcción o incluso operando.
Así que la canibalización de precios y el propio MITECO han motivado a todos los generadores para ser competidores por la capacidad de demanda.
El mecanismo de activación es claro: Cuando se recibe una solicitud de demanda en un nudo de la red de transporte – algo que es sólo económicamente viable para proyectos de cierto tamaño – REE informa de este hecho en su web públicamente y durante un mes, si pasado este plazo no llegan más solicitudes o las que lleguen no cubren la capacidad disponible, se otorga la capacidad a los solicitante. Pero si hay solicitudes adicionales y superan la capacidad otorgable, se integran en el concurso de demanda de ese nudo.
En la práctica lo que está sucediendo es que, en primer término, los propietarios de activos de generación están lanzando solicitudes de demanda para hibridarlos, motivados por mejorar la rentabilidad. Tras esto REE publica el listado de solicitudes de demanda recibidas, los propietarios de otros activos de generación revisan si hay alguna solicitud en sus nudos y, en caso de que haya alguna solicitud tienen un plazo de un mes para incorporar la suya y entrar en el concurso. Es una carrera de velocidad en la que se entra por necesidad, obligados por no perder la oportunidad de hibridar con demanda.
Así que tras la publicación de la lista de solicitudes de demanda, todo aquel que pensara desarrollar algún activo en uno de los nudos afectados tiene que, primero, conseguir unas garantías económicas importantes, luego solicitar al Organismo Competente que valide la adecuada constitución de las mismas, redactar un anteproyecto y, finalmente solicitar ante REE. Muchas tareas para un mes. Si a todos estos pasos, además, sumamos el tener que evaluar la viabilidad económica del proyecto, el resultado es que los maratonianos no podrán participar, no tienen la agilidad, de nuevo son juegos de velocistas, los Juegos del Hambre, pero para los más rápidos.
Evidentemente hay muchos nudos en los que, al no haber generación renovable conectada no hay esta urgencia por la supervivencia ya que se podrá conectar más de un proyecto, pero aún así los maratonianos tienen que competir contra velocistas en una prueba corta al esprint, esta vez serán los desarrolladores de almacenamiento stand-alone o de otro tipo.
En 2025 se celebrarán los primeros concursos de demanda y descubriremos qué tipo de proyectos son los que compiten por la capacidad, pero entendiendo bien el sistema, parece poco probable que participen muchos de los proyectos que se pretendía favorecer.
Por Marcos Vallés, Director de Quinto Armónico.
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