Las infraestructuras verdes pueden implicar costes iniciales de instalación más elevados tanto a nivel urbano con techos verdes o jardines de lluvia, como a nivel rural con restauraciones en bosques y riberas o reacondicionando caminos. Sin embargo, a largo plazo, su rentabilidad supera ampliamente la de las soluciones tradicionales, lo que repercute positivamente en términos de sostenibilidad y eficiencia de los proyectos.
Es una de las principales conclusiones del informe “Análisis comparativo de la eficacia de las infraestructuras verdes existentes en España aplicado al sector de las energías renovables”, presentado hoy por ENGIE España, líder mundial en energía y servicios bajos en carbono, y la Universidad Nebrija, a través de la Cátedra ENGIE-Nebrija de Energía y Transición Justa. En el documento se realiza un análisis de las estrategias de infraestructuras verdes en el ámbito europeo y en España, con el objetivo de arrojar luz sobre esta herramienta tan implantada en el ámbito urbano y que ahora se empieza a desarrollar en el rural, en los entornos industriales y energéticos.
El informe concluye que estas infraestructuras verdes son clave para integrar la biodiversidad y el entorno natural con la transición energética, ya que, por una parte, contribuyen a la regulación del clima, mejoran los hábitats, son herramientas que pueden actuar como sumideros de carbono y aumentan la protección del suelo. Económicamente, este tipo de infraestructuras facilitan la revalorización del territorio, impulsan el empleo en actividades ambientales y fomentan la innovación tecnológica. Y en el plano social, ayudan a mejorar la calidad de vida, favorecen la cohesión social, aumentan la aceptación ciudadana de los proyectos renovables y fortalecen la educación ambiental, entre otros factores.
El trabajo se ha dado a conocer hoy en una mesa redonda titulada “Empresa, energía y medioambiente”, moderada por Piluca Núñez, directora de Comunicación de la Asociación Eólica Empresarial (AEE) y en la que han participado Francisco Moya, técnico de la delegación provincial de la Consejería de Desarrollo Sostenible de Albacete; Ángela Sánchez, jefa de sección técnica de la Confederación Hidrográfica del Duero; Cristóbal Martínez, director de biodiversidad de Ideas Ambientales e Iván Zamarrón, responsable de Innovación y Desarrollo de la Politécnica Nebrija.
Infraestructuras útiles y eficaces contra el cambio climático
El informe se centra en las infraestructuras verdes como una herramienta clave ante la creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad de afrontar los desafíos energéticos con soluciones basadas en la naturaleza.
El concepto de infraestructuras verdes se refiere a una red estratégicamente planificada de espacios naturales y seminaturales, tanto en entornos rurales como urbanos, que aseguran la conectividad ecológica y la provisión de servicios ecosistémicos esenciales para el bienestar humano. Dentro de este concepto se integran, por ejemplo, a nivel urbano, los anillos verdes o las redes regionales, nacionales o transnacionales enfocadas en la conservación de hábitats. A nivel rural, destacan los corredores ecológicos, la gestión de las cuencas hidrográficas o la gestión de los bosques.
Existen distintas formas de integrar estas infraestructuras en los proyectos. Prácticas como la agrovoltaica, la restauración de riberas, la revegetación del entorno o la creación de corredores ecológicos minimizan el impacto ambiental de instalaciones solares y eólicas al tiempo que mejoran la eficiencia energética y el rendimiento agrícola. Se detallan, además, elementos y acciones más específicas que pueden aplicarse a este tipo de proyectos, como son las plantaciones lineales o cortavientos, los “stepping stones” (áreas de vegetación dentro del perímetro), humedales, las bandas protectoras de vegetación o los pasos de fauna.
El estudio subraya que las principales políticas sobre infraestructuras verdes en España, entre las que destaca la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde, Conectividad y Restauración Ecológicas, priorizan la resiliencia frente al cambio climático, la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios ecosistémicos y la necesaria integración de criterios ambientales en la toma de decisiones. No obstante, el desarrollo de este tipo de infraestructuras en el territorio no es homogénea y son Andalucía, Navarra, Comunidad Valenciana y Cataluña las que más avances han logrado. La Estrategia Nacional de Infraestructura Verde aprobada en 2020 es un primer paso para articular estas soluciones a escala nacional, pero su aplicación depende en gran medida de la coordinación entre administraciones y de su integración en la planificación territorial.
Entre las principales barreras para implementar estas prácticas, el informe destaca, por una parte, los costes iniciales y por otra, la falta de conocimiento técnico y la escasa cultura de integración ecológica en el diseño de infraestructuras. Para superar estos límites, recomienda integrar una planificación estratégica desde las fases tempranas de los proyectos, el uso de tecnologías innovadoras, la participación ciudadana y el desarrollo de normativas y apoyos financieros que incentiven este tipo de soluciones. Asimismo, recalca la importancia de la colaboración institucional y la participación ciudadana activa para alcanzar un desarrollo compatible con la protección de los recursos naturales.
Entrega de premios al mejor trabajo fin de grado y trabajo fin de máster
Tras la finalización de la mesa de debate ha tenido lugar una entrega de premios a los mejores trabajos de fin de grado y trabajo fin de máster relacionados con empresa, energía y medioambiente, dirigidos a reconocer investigaciones en el ámbito de la empresa y la sostenibilidad, reconociendo así el talento universitario.
Esta primera edición de los premios está dirigida a estudiantes de cualquier universidad cuyas investigaciones hayan contribuido al desarrollo de modelos empresariales responsables, innovadores y alineados con los principios de sostenibilidad económica, social y ambiental.
La ganadora del premio al mejor trabajo fin de grado ha sido Laura García Vives, estudiante de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, con la investigación titulada: “The UNs Sustainable Development Goal 12 in the United States. The true cost of fast fashion: Unveiling the hidden impacts of fast clothing consumption”. En el documento se analiza la industria de la moda y las consecuencias medioambientales y sociales de la misma, así como las tendencias de consumo. Además, propone un modelo de negocio innovador en el sector, alineado con los principios de sostenibilidad para ofrecer soluciones a los retos ambientales de esta industria.
Por otro lado, Paz Costantini, de la Universidad Politécnica de Madrid, ha sido la ganadora del mejor trabajo fin de master. En “Analysis of Circular Economy practices in the Hotel and Restaurant Industry and proposal of new practices to consider, with a special focus on food waste, Case studies: Two Paradores de turismo de España”, la investigadora analiza las prácticas de economía circular en el sector de la hostelería, con un enfoque en la reducción del desperdicio alimentario. Además, se presenta un trabajo de campo en dos ubicaciones concretas, analizando el flujo de residuos, lo que. permitió identificar y caracterizar las prácticas en economía circular de estos dos hoteles y proponer nuevas líneas de actuación.
La jornada se ha clausurado con la intervención de Félix Romero Cañizares, director de la Fundación Biodiversidad, organismo dependiente del MITECO vinculado a la implementación de actuaciones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) a través de proyectos estratégicos de renaturalización urbana, restauración de ecosistemas y conservación de la biodiversidad marina y terrestre, entre otros.